• Nuestros Sitios
    • La Crónica CDMX
    • La Crónica Querétaro
    • La Crónica Jalisco
    • La Crónica Morelos
miércoles, junio 15, 2022
Presidente y Dir. General: Jorge Kahwagi Gastine
Sin resultados
Ver todos los resultados
Crónica Puebla
  • Inicio
  • Nacional
  • Metrópolis
  • Ayuntamiento
  • Gobierno
  • Política
  • Academia
  • Mundo
  • Escenario
  • Deportes
  • Inicio
  • Nacional
  • Metrópolis
  • Ayuntamiento
  • Gobierno
  • Política
  • Academia
  • Mundo
  • Escenario
  • Deportes
Sin resultados
Ver todos los resultados
Crónica Puebla
Inicio Bienestar

¿Cómo vives o acompañas el duelo?

Crónica Puebla por Crónica Puebla
12 noviembre, 2021
en Bienestar
¿Cómo vives o acompañas el duelo?
0
COMPARTDOS
Compartir en FacebookCompartir en Twitter

Por: Karla Cejudo, Mariana Flores y Dulce Liz Moreno

No hay plazo ni receta; el duelo por el falleci­miento de un ser que­rido es íntimo, perso­nal, y cada quien tiene su ritmo y necesidades específicas; pe­ro es un proceso tan poco com­prendido que los golpes que ha dado la pandemia de COVID-19 se agravan por la falta de empa­tía de amigos y familiares de los deudos.

En ello convergen expertos tanatólogos y psicólogos consul­tados por Crónica Puebla, quie­nes desde sus saberes y experien­cia detallan las particularidades de la recuperación de quien ha perdido una persona entraña­ble, sobre todo si se debió a co­ronavirus.

Y lo explican desde las falsas creencias que, en vez de ayudar al doliente, lo exasperan, morti­fican, culpabilizan o sumen en una tristeza aún más profunda por incomprensión.

MENTIRA 1: LOS MEXICANOSNOS REÍMOS DE LA MUERTE

“Tenemos el mito que nues­tra cultura se ríe de la muerte, cuando en realidad no es así; lo que más miedo nos da es el fin de la existencia; cuando alguien cercano se va nos recuerda que la vida es frágil”.

Son palabras de José Leopol­do Castro Fernández de Lara, coordinador de la Licenciatura en Psicología de la Universidad Iberoamericana Puebla.

El duelo –afirma– es uno de los principales contactos que una persona tiene con la muerte.

“Y la COVID-19 agrega un elemento de angustia a los do­lientes: la incertidumbre de es­tar contagiado y, en caso de sa­ber que ya se tiene el virus, ver de cerca lo que puede pasar”, in­dica la tanatóloga Gina Tarditi, en su libro El duelo en medio de la pandemia.

MENTIRA 2: HAY QUE SER FUERTES

A veces, lo complicado es acep­tar que pasamos por un duelo. Por ejemplo, en una familia en la que muere el papá, la madre tiende a hacerse la fuerte “por sus hijos” en la idea de que no la vean vivir su tristeza; pero eso no ayuda, indica Valeria Huerta.

Los niños afrontan más rápi­do su recuperación porque sa­ben expresarse cuando están enojados, tristes o preocupados, enfatiza.

MENTIRA 3: EL DUELO ES IGUAL PARA TODOS

No existe una receta para supe­rar la pérdida de un ser querido, no hay una formula a seguir y cada persona maneja de forma intima el fallecimiento de una persona cercana, por lo que es importante respetar, apoyar y dejar que cada uno viva esa ex­periencia de la mejor manera po­sible, dice Castro Fernández de Lara.

No es lo mismo enfrentar la muerte repentina de alguien querido que la de quien pade­cía una enfermedad terminal o quien tiene una agonía dolorosa; tampoco es lo mismo que mue­ra un niño que un adulto ma­yor, agrega.

La pérdida inesperada produ­ce un dolor profundo, pero aun­que haya indicios o sea eviden­te el desenlace en casos de per­sonas muy mayores o enfermas, nadie está preparado para la pér­dida de un ser querido, asegu­ra la tanatóloga Valeria Huerta.

Hay duelo colectivo, súbito, anticipado, y otros que depen­den de las circunstancias de la pérdida, añade.

“En el caso de un duelo colec­tivo en la familia, se les pide a los integrantes que sus rutinas sean las mismas, que hagan lo mismo que hacían, pero cada uno vive diferente la pérdida: esposo, hijo pequeño, abuela”.

MENTIRA 4: LAS FASES DEL DUELO SON LINEALES HACIA ARRIBA

En lo general, las etapas se clasi­fican en la negación, la rabia, la negociación, la tristeza y final­mente la aceptación, dice la ta­natóloga Huerta.

Pero no forman una línea rec­ta hacia arriba, sino una línea ondulada que, si bien va hacia arriba, presenta retrocesos, aco­ta la tanatóloga Tarditi.

La negación, esa incredulidad ante un fallecimiento, le sirve a la mente y al cuerpo de protec­ción ante el intenso y profundo dolor; “hay gente que quiere mo­rir junto con su ser querido y es­ta etapa sirve para evitarle que se haga daño”, asegura Salva­dor Valadez, divulgador de la sa­lud mental.

“Prefiero decirles a las etapas o fases, mejor, tareas, porque me parecen más realistas y aluden al comprmiso individual de re­construirse”, subraya Tarditi.

El trauma y el shock por la pérdida de una persona es una etapa en que se encara la fragili­dad personal, indica el psicólogo Castro Fernández de Lara.

La rabia es también incom­prendida por quienes rodean al doliente. “Se trata de una pérdi­da y perder enoja; en presencia de la ira profunda por la muer­te de una persona muy querida, sobre todo en circunstancias de violencia; hay que sacar eso de la manera que más convenga a cada persona sin hacerse daño; hay quienes pueden destruir un mueble de madera de tanta rabia externada; pero sólo así se alcan­za la paz”, refiere Guadalupe Ál­varez, tanatóloga.

URGE APOYO, COMPRENSIÓNY CARIÑO

Incluso en la última etapa, de integración y transformación –cuando el doliente acepta que es momento de seguir adelante a pesar de que el fallecido está au­sente en forma definitiva y a pe­sar de ello puede continuar su vi­da– requiere un entorno de apo­yo, indicó el psicólogo de la Ibe­ro Puebla.

Comprensión y cariño son básicos para la persona que se duele; con esa disposición a apo­yar, es posible detectar conduc­tas que afectan la vida, como de­jar de comer o dormir, de traba­jar, o apegarse al consumo de al­cohol o drogas. “En ese momen­to hay que acudir a un especia­lista”, precisa.

El proceso del duelo nos per­mite encontrar un lugar en nuestros recuerdos e historia pa­ra nuestro ser querido; no se tra­ta de olvidar, es un tema de supe­ración personal, es darle sentido a lo ausente, recordar el tiem­po compartido y recordarlo con paz. El duelo nos permite gene­rar la capacidad de vivir con una pérdida, suma Huerta.

 

 

Palabras de desaliento

¿Has dicho alguna de estas frases a alguien que padece una pér­dida? Dos expertas explican por qué, lejos de ayudar, son lesivas para quienes transitan un duelo.

“NO LLORES”

“¿Por qué no llorar, si es para muchos una necesidad que al dejarla liberarse relaja y ayuda? Tampoco tenemos que esperar o forzar que quien no tenga la ne­cesidad de hacerlo”, aclara la ta­natóloga Gina Tarditi.

“ÉCHALE GANAS”

Esta es una de las peores frases; descalifica y agrede a quien se duele. Aunque sea dicha con la mejor de las intenciones, es desconsiderada porque “quie­nes han vivido una pérdida im­portante padecen un dolor ini­cialmente inconmensurable; se hace lo mínimo para sobrevivir porque el abatimiento y el dolor inicial no dan tregua para más”. Se requiere un gesto amable y genuino, como un “te quiero” o “aquí estoy”, afirma Tarditi.

“TE HACES DAÑO”

La profunda tristeza, la rabia, los malestares de una persona en duelo son tan poco compren­didas, por ignorancia de quie­nes están alrededor, que utili­zan esta frase en presencia de desánimo, lágrimas o episodios de furia.

“El duelo no es un trastorno mental y se tiene que vivir para poder adaptarse a la nueva rea­lidad; tratar de frenar alguna de las etapas es inútil y poco empá­tico con la persona que atraviesa un proceso para adaptarse a los nuevos requisitos de la vida sin la persona amada”, afirma Judi­th Pérez Torres, psicóloga espe­cializada de la UPAEP.

“YA SUPÉRALO”

No hay un lapso específico para vivir el proceso de duelo; quien lo padece ha perdido un peda­zo de la vida y hay personas que se toman dos o tres años pa­ra adaptarse al nuevo contex­to; esta frase denota desconsi­deración, indica la psicóloga Pé­rez Torres.

“EL TIEMPO CURA”

“Nada más falso; el tiempo no cura nada. En primer lugar, el duelo normal no es una enfer­medad sino una reacción natu­ral y adaptativa. Lo que alivia y hace sentir mejor al doliente es lo que decide hacer en el tiem­po. Quedarse pasivamente espe­rando que el tiempo mejor todo es infructuoso e irreal”, aseve­ra Tarditi.

“TIENES OTROS HIJOS…”

Esta frase no sólo desestima la pérdida y el dolor de quien la es­cucha; “perdiste un hijo pero tienes otros que te necesitan…”, “hay otros amigos que te quieren mucho…” es imprudente porque “ninguna pérdida es transferi­ble”, indica Judith Pérez Torres.

Esa pérdida nadie la repone, subraya.

“YA NO HABLES DE ESO”

Esta expresión es propia de quie­nes quieren disminuir su propia angustia ante el sufrimiento de los dolientes.

“Pero el ser humano ante el cambio, el desconcierto, la tra­gedia o lo inesperado necesita repetir. Una, cien o mil veces cómo fueron los hechos: qué y cómo pasó lo que pasó, a veces con todos los detalles”, orien­ta Tarditi.

Hay necesidad –agrega Pérez Torres– de externar lo que se te­nía con la persona fallecida; per­te del proceso, por contradicto­rio que parezca, es mantener el dolor abierto por un lapso indi­vidual de cada doliente; pero en las culturas hay exigencias que tratan de impedir este periodo.

 

 Impacta para mal la ausencia de rituales

 

Por: Karla Cejudo y Dulce Liz Moreno

La ausencia de funerales, im­puesta por la pandemia, afecta las emociones de quienes pier­den a un ser querido afectado por coronavirus, convergen ex­pertos consultados.

Se dificulta asimilar la pérdida si falta el funeral para un ser que­rido porque el hecho de ver las cenizas o cómo el féretro cae a la tierra, permite vislumbrar dón­de están los restos; esta acción no cierra un capítulo: es apenas un escalón, explica Judith Pérez To­rres, psicóloga social de la Upaep.

Además del duelo súbito, hay incertidumbre en la gente cer­cana sobre estar contagiado y, peor, hay personas que no están seguras de que es su familiar el que está siendo cremado, sostie­ne la tanatóloga Valeria Huerta.

No poder enterrar en forma colectiva a los fallecidos por CO­VID-19, no poder hacer nove­narios, cabo de año y otros ri­tuales funerarios hace sentir a los deudos que algo está incom­pleto. Las personas afligidas por una pérdida tienen que vivir sus días de luto con algunos de los símbolos que creamos para esto: cantamos, nos juntamos, vamos a un templo, a una funeraria o a un cementerio para poder llorar y empezar a decir adiós; la falta de este ritual colectivo es lesiva, expone Pérez Torres.

El daño que puede causar es­tá en la salud mental: depresión, ansiedad o dificultad para adap­tarse a la nueva realidad.

Compartir los recuerdos y emociones resulta fundamen­tal, “los rituales ayudan a enten­der la relación con uno mismo y con los demás”, agrega.

Nadie está preparado para vivir un distanciamiento social tan prolongado o vivenciar el de­sastre humanitario que generó la pandemia, tercia la tanatólo­ga Gina Tarditi.

OPCIÓN AL FUNERAL

Afirma la psicóloga Pérez Torres que tanatólogos de todo el mun­do han sugerido hacer reunio­nes especiales por internet: jun­tar familiares y amigos en algu­na de las plataformas de video­conferencias solo para hablar de la persona fallecida.

Parece una medida fría, pero hablar de los sentimientos perso­nales con personas de confian­za da alivio, dice la especialista.

Hacer rituales individuales como cartas de despedida, ano­tar recuerdos y depositarlos en una caja ayuda a algunas per­sonas, indica.

 

Recuperación, un esfuerzo con obstáculos

 

Por: Mariana Flores

Cintya Ramírez, 67 años

Su hijo falleció por COVID-19 en noviembre de 2020

Pasé por algo muy difícil, ya lo he escu­chado y creo que los padres no debemos enterrar a nuestros hijos. Él era el que me ayudaba en todo, vivía con­migo y solo nos teníamos uno al otro. Ahora que ya va a ha­cer un año desde que lo perdí, creo que ya puedo hablar de su muerte, pero me costó mucho trabajo. Tuve que ir a terapia porque me sentía muy sola en el mundo. Sí viví un duelo, y uno muy difícil, como todas las madres esperamos que nues­tros hijos nos vivan para siem­pre, y él se me fue. Yo también me contagié, y creo que eso me hacía sentir más culpable, por­que siempre me pregunto ¿por qué se fue él, que era más jo­ven, más fuerte, estaba sano, y yo no?

Adrián Rodríguez, 31 años

Su hermano falleció

Cuando mi hermano se murió yo no quise aceptarlo, me ence­rré en un mundo en el que no me dolía su pérdida porque no la enfrentaba. Así pasaron los meses hasta que me topé con un momento en el que tenía que estar con él y él no llegó, ahí fue cuando todo se me vi­no encima y comprendí que él ya no estaba. Pues sigue sien­do difícil, no creo que ya lo ha­ya superado y ya pasaron dos años. Fui con un tanatólogo porque solo no podía y estaba siendo un problema para mi fa­milia, además fui también con un psiquiatra porque me diag­nosticaron depresión. Me sien­to mal conmigo mismo porque sé que a mi hermano no le hu­biera gustado verme así”.

Etiquetas: dueloPsicologíaseres queridos

Publicación anterior

Otorga INAOE a Poniatowska doctorado honoris causa

Siguiente

Fallece 13% más menores por homicidio culposo

Siguiente
Fallece 13% más menores por homicidio culposo

Fallece 13% más menores por homicidio culposo

Recommendado

Enfrentamiento en Texcaltitlán contra agentes de la Fiscalía de Edomex deja 10 muertos

Enfrentamiento en Texcaltitlán contra agentes de la Fiscalía de Edomex deja 10 muertos

hace 24 horas
La batalla contra la delincuencia y la estrategia para cerrar el cerco

La batalla contra la delincuencia y la estrategia para cerrar el cerco

hace 2 años
Por desoír el Hoy No Circula, 43 detenidos

Por desoír el Hoy No Circula, 43 detenidos

hace 2 años
La guerra sucia desde el abismo de la derrota

La guerra sucia desde el abismo de la derrota

hace 12 meses
Recuerdan a Soraya Jiménez, primera mexicana en ganar una medalla olímpica de oro

Recuerdan a Soraya Jiménez, primera mexicana en ganar una medalla olímpica de oro

hace 2 años

Categorías

  • Academia
  • Al oído
  • Ayuntamiento
  • Bienestar
  • Cultura
  • Deportes
  • Entretenimiento
  • Escenario
  • Garganta Profunda
  • Gobierno
  • La Quinta Columna
  • Metrópolis
  • Mundo
  • Municipios
  • Nacional
  • Negocios
  • Opinión
  • Política
  • Portada
  • Principal
  • Sin categoría
  • Soliloquio
  • Sucesos

Versión impresa

version impresa

Nosotros

Presidente y Dir. General: Jorge Kahwagi Gastine
Vicepresidente: Jorge Kahwagi Macari
Subdirector y Gerente General: Rafael García Garza

  • Nuestros Sitios

© 2019 La Crónica Puebla.

Sin resultados
Ver todos los resultados
  • Inicio
  • Nacional
  • Metrópolis
  • Cultura
  • Academia
  • Negocios
  • Mundo
  • Escenario
  • Deportes
  • Opinión
  • Bienestar
  • Sucesos

© 2019 La Crónica Puebla.