En Hueyapan, norte del estado, Doña Rosa Hernández dedica su habilidad y paciencia a la reproducción de la cochinilla que se nutre de ciertas variedades del nopal y cuyo ciclo de vida, al concluir, regala un cascarón blanco que, molcajeteado, se transforma en la base con que se logran 15 diferentes tonos de rojo para teñir diferentes materiales, principalmente hilos de lana.
Del mundo mixteco, la técnica para criar el animalillo pasó a todo Mesoamérica. Rosa tiene ascendencia nahua.
Fotos: Cuartoscuro



