Jesús Peña / Fotos: Agencia Enfoque
El fenómeno natural que fue atracción nacional e internacional, un año después está casi en el olvido; alguno que otro curioso aún acude a ver ese socavón de 50 metros de profundidad, 126 metros en su eje mayor y 123 metros en su eje menor, con un perímetro de mil 700 metros.
El 29 de mayo de 2021, en la comunidad de Santa María Zacatepec, municipio de Juan Crisóstomo Bonilla, apareció un hundimiento de apenas 15 metros, en medio de una zona de cultivos, a escasos metros de la de la carretera federal a Ciudad de México.
En un día, el boquete duplicó su extensión a 30 metros y, para el siguiente, llegó a 60 metros. Crónica Puebla documentó, en su edición del 1 de junio, el comparativo: el socavón rebasaba ya la cancha del estadio Cuauhtémoc.
El gobernador Miguel Barbosa Huerta visitó el 10 de junio la zona, que para ese momento tenía un despliegue de medios de comunicación y poco a poco comenzaban a llegar los curiosos.
Ese día, el mandatario dijo que se investigarían las causas y se haría un avalúo de los daños, en especial porque la casa de la familia Sánchez Xalmiahua estaría en riesgo: el 12 de junio, una parte de la vivienda cayó dentro de la cavidad, que no dejaba de crecer. Hoy, apenas queda un rastro de aquella construcción.
Dos perros cayeron al interior. Fueron llamados Spay y Spike, y se viralizaron en el mundo digital peticiones para que fueran rescatados. Las labores para sacarlos ocurrieron tres días después.
Se supo de un tercer can, pero aparentemente pudo salir por sus propias patas y no fue necesaria una nueva intervención.
El socavón afectó las tierras de nueve campesinos, además, las parcelas de 25 más no podían ser trabajadas, debido al perímetro de resguardo que elementos de seguridad federal y estatal determinaron para evitar que alguna persona pusiera en riesgo su vida.
Y es que no pasó ni un mes del hecho, cuando la zona lucía como un auténtico tianguis. Vecinos rentaban sus azoteas como miradores, mientras que comerciantes ambulantes y semifijos comenzaron a aparecer.
Recorrer esta área implicaba escuchar La cumbia del socavón, compuesta por el Grupo Sin Razzón, mientras se ordenaba una “gordita del socavón”, se podía llevar recién horneado “el pan del socavón” y hubo oferta de playeras, tazas y platos del recuerdo. Fue creada hasta la “maceta del socavón” que incluía la casa a medio caer y a los perritos rescatados, todo mientras algunos no dejaban de sostener el celular en espera de captar un desgajamiento.
En tanto, algunos pobladores arreciaron su lucha por la defensa del agua, asegurando que la sobreexplotación de los mantos había causado el hundimiento.
Esta versión coincidió con un primer informe de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), pero que fue rechazado por el gobernador Miguel Barbosa, argumentado que personal de esa dependencia hizo una inspección ocular al principio y “nunca más se aparecieron en ese lugar”.
“Todos los permisos para extracciones ellos los otorgaron o ellos también permiten que esa extracción sea sin documentos”, dijo el 5 de julio de 2021.
Con el paso de las semanas, los meses y el regreso paulatino a actividades por la pandemia de la COVID-19, al lugar dejaron de llegar los visitantes.
El 17 de mayo de 2022, casi un año después, la familia Sánchez Xalamihua recibió las llaves de su nueva vivienda, de manos de Lizeth Sánchez y Ana Laura Altamirano, secretarias estatales de Bienestar y de Desarrollo Rural.
La construcción se hizo en tres meses sobre 120 metros cuadrados, de tres recámaras, dos baños completos, cocina, bodega, terraza, sala y comedor, para albergar a los esposos y tres hijos.
El gobierno de Puebla invirtió 869 mil 834 pesos para la casa, que es de una sola planta, pintada de blanco, con puertas y ventanas en herrería negra. Corresponderá a la autoridad municipal dotar drenaje y otros servicios.
La familia –originaria de Veracruz– recordó que su casa anterior era de dos pisos, con poco más de 200 metros cuadrados, la cual construyó ladrillo por ladrillo durante cuatro años. Un patrimonio que el socavón devoró en menos de una quincena.
Mientras en la zona del hundimiento aún hay elementos de Protección Civil y Policía Estatal, las autoridades no tienen una explicación clara de qué pasó.
El ayuntamiento de Juan C. Bonilla señala que el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) aún hacen estudios.
En tanto, los productores han comenzado la siembra de flores de girasol, flor de nube, entre otros cultivos, en la zona aledaña, para lo cual sólo pueden ingresar de 08:00 a 13:00 horas, en labores totalmente manuales.
Pese a que este 29 de mayo fue domingo, no se registró afluencia de turistas en la zona, salvo pocos curiosos y medios de comunicación que hacían enlaces en vivo para recordar el socavón que puso a Santa María Zacatepec, municipio de Juan Crisóstomo Bonilla, en la mira nacional e internacional, pues entre cumbias, antojitos, pan y artesanías se dejó en claro que el mexicano puede hacer de la tragedia una fiesta y, después, olvidarse por completo.