Al pie de la letra
Rodolfo Rivera Pacheco
[email protected] [email protected] twitter: @rodolforiverap
facebook: Juan Rodolfo Rivera Pacheco www.beapmexico.org
Comenzamos el quinto mes de 2022 y ha pasado medio año de las gestiones municipales en el estado de Puebla; sólo falta año y medio para que se definan candidaturas para todos los puestos de elección popular que se disputarán en 2024.
Falta un mes para las elecciones de gobernador en seis estados de la República (diputados y alcaldes sólo en algunos) y un año para otras dos elecciones estatales (una será en la entidad con el padrón electoral más grande del país, es decir, Estado de México).
Y el siguiente, por supuesto, cuando elegiremos (al menos en Puebla y otros 15 estados), prácticamente todos los cargos de representación popular.
O sea… nunca deja de haber elecciones en este país.
Por esa razón, absolutamente todo lo que ha pasado y seguirá ocurriendo en nuestro país (y estado) se circunscribe a la lucha electoral por venir. Todo.
Ciertamente no es el mejor momento para el presidente, pues un porcentaje muy bajo de electores salió a votar en la revocación de mandato, por los motivos que hayan sido. Tampoco se aprobó su reforma eléctrica ni se le aprobará (como está) la reforma electoral. La oposición se ha unido para intentar derrotarlo y de hecho Morena perdió decenas de curules en 2021. Pero aclaremos puntos ciertos y falsos.
Efectivamente, los diputados de oposición a Morena en el Congreso de la Unión lograron que no se completaran las dos terceras partes de votos necesarios para reformas constitucionales.
Pero tampoco son mayoría aún, ni siquiera uniéndose.
El presidente y su partido ya no tienen la misma fuerza que en 2018 (cuando arrasaron la elección presidencial con más de 30 millones de votos). Pero todas las tendencias electorales de este año (seis estados) colocan a Morena y sus candidatos como los mejores posicionados, además de que más de 60% de los ciudadanos (en algunos sitios más de 70%) sigue aprobando la gestión del presidente López Obrador.
Entonces, todo lo que ha venido haciendo el presidente es con fines electorales y la oposición cae puntualmente.
López Obrador necesita de un enemigo al cual culpar y combatir, y sus opositores le dan los motivos cada día.
Pero el problema más grande para Morena ni siquiera está en la oposición. Está dentro del propio partido y militancia. La definición de candidato presidencial dividirá demasiado al partido del presidente y eso también tendrá consecuencias en la definición de abanderados a las gubernaturas en 2024 (Puebla incluido).
Si el presidente impone como candidata a la Presidencia de México a Claudia Sheimbaun, casi es un hecho que Marcelo Ebrard no lo aceptaría y muy probablemente buscaría la postulación por otro partido. Movimiento Ciudadano o el PVEM (o juntos y hasta con el PRI; el PAN no creo que se sume a esa candidatura) estarían listos para recibirlo y lanzarlo. Y ahí sí, agárrese quien pueda, poque Sheimbaun podría perder, aún con la fuerza de Morena (pues muchos simpatizantes prefieren a Ebrard como candidato).
Si el candidato es Marcelo Ebrard, podría haber menos división, pues Claudia Sheimbaun podría perfectamente ser senadora de la República y esperar mejores tiempos para su postulación, además que la militancia y simpatizantes no verían mal al hoy secretario de Relaciones Exteriores.
Entonces, esa definición incidirá directamente en quién sea candidato a la gubernatura de Puebla en 2024. Por eso, créanme, nada está definido. Y todo puede pasar. Nadie tiene la postulación en la bolsa, pero tampoco nadie está fuera de la contienda.
Repito mil veces: aún van a pasar demasiadas cosas rumbo al ya cercano 2024.