La depresión en nuestro país se ha convertido en la primera causa de discapacidad en las mujeres, quienes tienen el doble de probabilidad, en comparación con los hombres, de experimentar un episodio depresivo al menos en una ocasión durante la vida.
Este sesgo de género, comienza a hacerse más evidente en las mujeres a partir de la pubertad y se mantiene a lo largo de las distintas etapas de la vida de la mujer, con lo que al menos una de cada cinco mujeres sufrirá depresión en algún momento de su vida.
Al respecto, expertos en el tema, reunidos en el segundo Foro de Lundbeck Mental Health Press Day “Depresión y género, en femenino y plural”, resaltaron que la alta prevalencia de depresión en las mujeres de nuestro país, este padecimiento ha pasado a ocupar el primer lugar de discapacidad para las mujeres y el noveno para los hombres.
En este sentido, el doctor Edilberto Peña de León, médico neuropsiquiatra y director del Centro de Investigaciones del Sistema Nervioso (CISNE México), estableció que a nivel nacional, este trastorno constituye un problema importante de salud pública, que afecta a 15 de cada 100 habitantes.
Sin embargo, esta cifra podría ser mucho mayor, si se toma en cuenta que algunas personas jamás han sido diagnosticadas y viven hasta 15 años sin saber que tienen esta afección.
El especialista indicó que “en el caso de la mujer, el infra diagnóstico se da en menor medida que en el género masculino, ya que es más aceptado culturalmente el hecho de que ellas comuniquen sus alteraciones emocionales en mayor medida que los varones”.
A partir de los datos de género de este trastorno de la conducta, surgen dudas, dijo, en relación a que si ser mujer es o no un factor de riesgo para sufrir depresión, o por qué existe este sesgo de género en la depresión y qué pesa más: si, la biología o los condicionantes sociales y la brecha de género.
Por lo que se refiere a los factores biológicos, psicológicos y sociales, y poder explicar esta diferencia de género en la depresión y si es necesario recurrir a un modelo bio psicosocial en el que intervienen factores biológicos, sociales y estresantes personales, la doctora Jacqueline Cortés, médico psiquiatra y presidenta de la Asociación Psiquiátrica Mexicana (APM), refirió que hay “múltiples determinantes, desde los aspectos biológicos que tienen que ver con los cambios hormonales que se presentan en la mujer en diferentes etapas de la vida y que inician con la adolescencia, en el embarazo, así como en el climaterio.
También es importante tomar en cuenta aspectos culturales y sociales: como la violencia hacia el género femenino, así como la vivencia emocional que se tiene de los eventos vitales y su comunicación hacia los demás”.
DEPRESION Y FACTORES BIOLÓGICOS
Puntualizó que entre los factores biológicos, son varios los procesos involucrados en la propensión de las mujeres a la depresión como: una predisposición genética, las fluctuaciones hormonales y una sensibilidad indebida a las hormonas en los sistemas cerebrales que median los estados depresivos.
En el caso particular de las hormonas, dijo, es sabido que la incidencia de la depresión en mujeres se incrementa alrededor de las épocas de transiciones hormonales: la adolescencia, el embarazo y la menopausia.
Junto a estos factores se encuentran aspectos sociales asociados a la mujer como: la maternidad, exigencias culturales relacionadas con el cuerpo y la belleza, el rol profesional o la discriminación laboral, así como los factores vinculados a diferentes etapas vitales más frecuentes en las mujeres como los abusos sexuales, estrés por infertilidad, violencia de género o síndrome del nido vacío, entre otros, sin olvidar los factores personales.
La especialista resaltó que “todos estos factores son igualmente importantes, y resulta prácticamente imposible poder aislar unos de otros”, de hecho, puntualizó, ese enfoque sería equivocado.
En cuanto a las mujeres mayores, dijo, una vez pasada la menopausia y los cambios hormonales, este riesgo de padecer depresión sigue latente, ya que algunas investigaciones apuntan a que 81% de los estudios han encontrado que las mujeres mayores tienen más probabilidades de ser diagnosticadas de depresión o una mayor cantidad de síntomas depresivos respecto a hombres mayores.
Al respecto, Peña de León señaló que tras el climaterio, “la disminución en los estrógenos afecta la comunicación neuronal, además de los factores sociales y culturales que tienen que ver con esa edad, el síndrome del nido vacío, la jubilación laboral y el reencuentro con las parejas al irse los hijos. Sin olvidar, además, las enfermedades crónico-degenerativas y la muerte de los pares”.
Ante tal panorama, dijo: “la depresión se tiene que tratar de modo personalizado, ver la prudencia de dónde comenzar el manejo, qué prioridades son las más importantes y cómo ir resolviendo todos los problemas para tener éxito”. (La Crónica de Hoy)