Las lluvias furiosas, como las que se han registrado en los días recientes, azotaron a la Angelópolis con la peor tragedia del siglo XX, el 17 de julio de 1939.
Lo refiere el historiador David Ramírez Huitrón, y asegura que 27 personas perdieron la vida por el desbordamiento del cauce del río San Francisco, hoy bulevar 5 de Mayo.
Fue imposible el desagüe del exceso de lluvia porque La Malinche había sido deforestada –no absorbió el agua; por el contrario, se hicieron avenidas grandes de líquido– y había acumulación de basura.
Por esta tragedia, añade, se desvió el cauce del río hacia la barranca del Conde.
Rubens Vanderlan Oliveira Santos, investigador de El Colegio de México, reporta en su investigación sobre el río San Francisco las ventajas y los inconvenientes que siempre representó el cauce a la ciudad de Puebla.
Enumera entre las bondades del río que pudo aprovecharse para tecnologías específicas en la obtención de productos de todo tipo, desde alimentos hasta materiales de construcción y facilitó la industrialización.
Pero los desafíos y problemas fueron diversos: el agua era “demasiado salitrosa debido a los diferentes orígenes geológicos de los manantiales que alimentaban su cauce”.
Así que el agua potable se obtenía de los afloramientos de aguas dulces que brotaban en algunos puntos del norte y oriente de la ciudad, indica el académico.
“El río de San Francisco era un río pedregoso y de aguas cristalinas cuyo cauce, en cualquier punto de su trayecto, no significaba ningún obstáculo para la movilidad ni de hombres ni de animales de tracción”, afirma.
Pero entre mayo y octubre, época de lluvia, el cauce “se volvía un ente temerario para los vecinos de la ciudad”: las barrancas se recargaban por las lluvias se sumaban al río y se desbordaba causando anegamiento de propiedades, interrupción de producción, daño a sembradíos, muerte de animales, hasta el bloqueo de la circulación de personas entre los barrios y el casco de la ciudad, afirma el investigador Oliveira Santos.