Es Relativo
Lic. Guillermo Pacheco Pulido
Los idiomas siempre estarán vivos. Sus palabras evolucionan. A veces en distintas poblaciones cambian su significado y, en otras, por desconocimiento se les da una connotación diferente por su empleo equivocado o supuesta interpretación.
El idioma constituye un instrumento de comunicación del ser humano para vivir y desarrollarse.
El libro “El dardo en la palabra”, de Fernando Lázaro Carreter, nos hace unos interesantes comentarios sobre cuándo se aplican y desvirtúa su sentido, gran problema de nuestro tiempo.
A veces se cambian las ideas con el inadecuado uso de los vocablos.
“PARA QUE NO NOS CALLEN”, palabras puestas en una pancarta que el “líder” entregó a las personas de su sindicato para que expresaran su inconformidad contra los acuerdos de una autoridad.
En el castellano uno se calla, pero no se puede “callar” a otra persona, se le puede ACALLAR.
Se puede suplir la palabra correcta: LIGA por coalición. El líder dijo a su gremio “vamos a coaligarnos”, es decir UNIRNOS a integrar una ALIANZA, pero se olvida de que no existe en castellano la palabra coaligar, existe COLIGAR.
En otro campo, el inspector (autoridad) decía a sus colegas: vamos con la policía a frenar el PARO de los obreros, es decir, frenar lo que estaban frenado.
El idioma español es muy vasto en palabras:
El gerente, al hablar a los integrantes de la empresa, les decía: vamos a RELANZAR nuestro producto con nueva publicidad”.
Los trabajadores inteligentes no le hicieron caso porque ellos sí sabían que relanzar significa RECHAZAR o REPELER. El gerente debió decir REACTIVAR…
Un líder, al hablar frente a sus agremiados, dijo: “yo, como líder de ustedes, me comprometo a…” Se presume que si era conocido por sus agremiados ya no necesitaba expresar “yo, como líder de ustedes…”.
A veces usamos la palabra FALACIA y se cree que es un insulto cuando se dice: “es una falacia lo que dices”, olvidando que ese vocablo significa ERROR.
Los pleonasmos son otro tema gramatical que destruye el idioma, por ejemplo: decimos partitura musical cuando se debe decir sólo partitura, que ya significa musical. Igual cuando decimos “lapso de tiempo”, “prever de antemano”, “jauría de perros”, “hemorragia de sangre”, “círculo cerrado”, “erario público”, “las palmas de mi mano”, “lo vi con mis propios ojos”, “bajó para abajo”.
También se destruye el idioma cuando decimos que está permitido pronunciar las palabras extranjeras usando el castellano: quiere decir que usted puede leer y pronunciar “One momente pleace”, lo que en español se traduce en “un momento por favor” (one moment please).
Aceptamos que a todos nos pasan situaciones en estos aspectos, nadie se salva por la amplitud de nuestro idioma y que tiene que ver con la cultura de la persona.
A su servidor, en un concurso de oratoria nacional, celebrado en Xalapa, Veracruz, se le ocurrió lo siguiente:
Se sabe que Veracruz es una tierra de mucho sol; los días en que se iba a llevar el concurso estuvo lloviendo en forma de “chipi, chipi” (poca agua, pero contínua). Al iniciar el discurso dije: “Traigo un saludo de la Puebla Heroica de Zaragoza y Serdán a este lugar donde el sol jamás se pone…”, surgieron risas del público, creo que me calmé, y al continuar con el tema dije: “sí, en estas tierras donde el sol jamás se pone porque para alumbrar sus callejuelas románticas basta y sobra con la presencia luminosa de sus mujeres…” el público aplaudió, pero no faltó el de la galería que gritó: “Cobero, ya no caben los chaparros” y las carcajadas del público y mi sonrisa nerviosa fueron la respuesta al “gritón”.
Todo por usar erróneamente las palabras, o pasarse de listo con el uso de la gramática o de lo que se llaman licencias gramaticales.
La gramática española requiere mucho estudio y de manera permanente. Se dice que ésta surgió en la ciudad de Alejandría de Egipto hace como 300 años A. C., y a la fecha, a pesar del tiempo transcurrido, la seguimos modificando o destruyendo, quedamos convencidos de que sólo los que no hablan no destruyen el idioma, porque Sócrates dijo que a los silenciosos no se les puede quitar la palabra… no la usan.