Agenda Ciudadana
Jorge Alberto Calles Santillana
El presidente está obsesionado con el personaje histórico que asume ser y persigue darle continuidad a eso que él llama “proyecto político”. Así, pues, trabaja en la sucesión. Es en ese contexto –y sin olvidar que es de ideas fijas y voluntad inflexible– que debemos entender la reforma electoral que se debate hoy.
El presidente sabe que su propuesta no recibirá los votos para ser aprobada. Pero, en realidad, no persigue que se convierta en ley. La propuesta es el mensaje inicial a través del cual deja en claro que el INE debe someterse a su voluntad; si no es por la buena, como sería en el caso de que la reforma tuviera éxito, tendrá, entonces que ser por la mala.
Recordemos que una de sus frases predilectas es “no me salgan conque la ley es la ley”. Curiosamente, cuando defendía la militarización, el presidente recurría a señalar que el ejército es una de las instituciones en los que la ciudadanía tiene más confianza. Pero ahora, cuando arremete contra el INE, olvida misteriosamente que la población también tiene muchísima confianza en el instituto.
Los índices de confianza en una y otra institución no son similares. La confianza en los militares proviene, mayoritariamente, de la ayuda que proporcionan en desastres naturales a las poblaciones afectadas. La confianza en el instituto no recae en beneficios materiales o personales, sino en la garantía que ofrece de que la manifestación popular es respetada y que gobernará quien decidió la mayoría. Es una confianza de orden ciudadano.
El presidente no menciona esta confianza por dos razones: a) porque en realidad no tiene ningún respeto por lo que piensa o sienta la ciudadanía, sino sólo cuando coincide con lo que él decide; b) porque si respetara lo que la gente piensa sobre el instituto perdería la oportunidad de empoderarse.
Las instituciones democráticas son la kryptonita para sus deseos de poder. No es casual que en poco tiempo haya promovido el fortalecimiento del ejército y el debilitamiento de la institución que no sólo ha jugado el papel más importante en las transformaciones políticas del país de los últimos 30 años, sino que, además, es ella misma la consolidación de largas luchas ciudadanas por hacer de México un país más democrático, más abierto, menos desigual y menos injusto.
Sin duda, la tarea de la sociedad civil será frenar la cooptación de INE. Pero no perdamos de vista que el mensaje ha sido enviado y que el presidente no cejará hasta que el México que su personaje tiene que diseñar por designio histórico es un México que no reconoce la diversidad, que ignora las luchas civiles y al que se le deben imponer modelos de desarrollo que sólo él encuentra fructíferos. La suerte está echada.