Textos: Mario Galeana
Fotos: cortesía Isabel Tello
La artista gráfica Isabel Tello ha construido un ecosistema poblado por seres tallados bajo el cuchillo y el cincel: ajolotes serpenteando, armadillos acunados, libélulas flotando sobre diosas, lunas alcanzadas por la palma de una sola mujer. Sus grabados parecen extraídos de un sueño tanto como de su propio mundo interior.
“Hago grabado desde hace siete años. Y esta búsqueda me ha dado muchas experiencias.
Estos grabados retratan estas cosas atrevidas, compartidas y personales. Estos grabados son la belleza que quiero ver reproducirse en el mundo”, dice.
Late la tierra es la más reciente exposición de la artista Isabel Tello y una mirada a ese ecosistema: un total de 37 grabados que hablan de su historia personal, como su encuentro con mujeres zapatistas, y de su experiencia con el mundo.
Por eso la escritora Katalina Ramírez considera que mirar la obra de Tello es como “adentrarse en un bosque”, donde las cosas se mueven bajo su propio ritmo, “tiempo planta, tiempo luna”.
“Cada grabado es un espejo que nos pone en frente para mirarnos con ojos de gata, de loba, leona, ballena, dragona; un mapa para recorrer con la brújula del corazón y la intuición. Y lo digo en femenino porque su obra es así; vocera de la femenina y su fuerza sutil, sensiblemente poderosa como la luna llena”, afirma en el texto curatorial que abre la exposición.
Para la artista, el desarrollo de la exposición Late la tierra también fue terapéutico. En víspera de la inauguración, Isabel Tello hizo una denuncia pública en contra del artista gráfico Gens Ser Ahau, por presunto acoso y abuso emocional.
“Realizar todas estas obras fue para mí como encontrar la sanación a algún abuso, la manera de buscar belleza de nuevo y confiar en que la iba a encontrar de muchas formas.
Afortunadamente, muchas personas me han compartido desde su vulnerabilidad sus propias historias. Agradezco que la chamba que he hecho conmigo, con mi arte y en colectivo, me hayan permitido decir a mí qué fue lo que me pasó, y que sé que a muchas también. Mientras más lo hablemos, menos sucederá”, dice.
La exposición fue montada en el Museo Taller Erasto Cortés, donde permanecerá hasta el 5 de marzo, y los 37 grabados que la conforman son un atisbo a la experimentación del trabajo de la artista.
Las imágenes de Isabel Tello son elaboradas bajo la técnica del linograbado, una variante del grabado en el que una hoja de linóleo –material usado hasta para recubrir pisos– se utiliza como superficie. Después el diseño se graba sobre él, mediante cuchillo, cincel o gubias. La placa termina entintándose con un rodillo para que, al final, pueda imprimirse en tela o papel.
Para la exposición, Isabel Tello hizo diversos sellos y fondos de colores para cada uno de los grabados. “Hay cambios de tonos, diferentes días de trabajo y diferentes procesos; detrás de este trabajo hay un montón de manos que me han apoyado manual y emocionalmente”, dice.
Aunque varios grabados de la exposición fueron impresos en las máquinas del Museo Taller Erasto Cortés, la artista posee en su propio estudio, Eco Gráfica Editorial, un tórculo: una prensa con dos rodillos que sirve para imprimir grabados o calcografías.
Por eso algunas de las piezas de Late la tierra fueron elaboradas desde 2017, y otras se grabaron específicamente para la muestra.
Recientemente, en la exposición se están realizando pruebas de realidad aumentada por parte de la empresa de software LatAR.
Con el proyecto, los visitantes podrán utilizar filtros de Instagram con reconocimiento facial, marcos con los grabados de Isabel Tello y visualizaciones de animales en la sala de la exposición.