Soliloquio
Felipe Flores Núñez
El beisbol es el deporte favorito del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero es el billar el que domina con mayor perfección.
Y no sólo eso, AMLO siempre ha lucido magistral en la difícil modalidad billarista del juego de tres bandas que requiere, entre otras virtudes, de estrategia, tino, finura y precisión.
Hay muchos ejemplos de jugadas asertivas de las que AMLO puede presumir. Gracias a esas carambolas –como se dice cuando se logra la difícil maniobra de las tres bandas– es que llegó al poder que ahora ostenta.
Y es también gracias al dominio de esa técnica, hablando ya en términos políticos, que ha logrado consolidar su liderazgo y hacer que el movimiento de la 4T sea cada vez más dominante en el país.
Según las reglas del billar, una de las posibilidades de ejecutar una carambola de tres bandas es “cuando la bola tiradora golpea la primera bola objetivo y después golpea tres o más bandas, antes de entrar en contacto con la segunda bola objetivo”.
Fue así que este sábado, AMLO hizo otra excepcional jugada de tres bandas.
Con el zócalo de Ciudad de México como escenario (sin vallas metálicas en Palacio Nacional y con la bandera nacional ondeando), AMLO tuvo como primera bola objetivo la celebración del 85 aniversario de la expropiación petrolera. Esa fue la razón de la multitudinaria concentración de ayer.
Sus “tres o más bandas”, que son el fondo y no la forma de su jugada, en este caso de su convocatoria, fueron los temas que en la realidad quería ensalzar, entre ellos:
1.- Ratificar que puede llenar el zócalo capitalino cuantas veces lo disponga, porque el “pueblo” está mayoritariamente con él. “Lo he llenado más de 60 veces”, ha presumido.
2. Minimizar la concentración que diversas organizaciones ciudadanas hicieron en febrero, en apoyo al INE, y en contra del Plan B de sus reformas.
3.- Ensalzar el espíritu nacionalista ante la presunta amenaza intervencionista de algunos legisladores estadounidenses, que han reclamado la inoperancia de las autoridades mexicanas para frenar el tráfico de fentanilo y para abatir a las poderosas bandas delincuenciales.
4.- Ratificar el apoyo a las Fuerzas Armadas, cuestionadas en días recientes por el virtual asesinato de civiles en Nuevo Laredo, y luego por el secuestro de cuatro estadounidenses en Matamoros, de los cuales dos murieron; de una acusación de espionaje y de algunas inéditas protestas públicas.
5.- Consolidar la cada vez más descarada promoción propagandística de sus corcholatas, que aspiran a la Presidencia de la República, a saber: Claudia Sheibaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López Hernández y Ricardo Monreal, así como también, de pasada, a su candidata Delfina Gómez a la gubernatura del Estado de México, considerada como una plaza crucial en el ajedrez político nacional.
6. Fortalecer el movimiento de la 4T rumbo a la disputa electoral de 2024, con la presencia de los 21 gobernadores de Morena, que por cierto mucho contribuyeron para el masivo acarreo de simpatizantes de ayer.
Así las cosas, la claridad de la jugada de tres bandas de AMLO luce irrefutable, aunque no tanto su argumentación.
¿Se puede hablar de una “fiesta de la soberanía energética” con un Pemex cada vez más endeudado y cuando el país transita en sentido contrario al resto del mundo, al darle la espalda al uso de formas no contaminantes para generar energía?
¿Tiene congruencia que una de las mayores inversiones del gobierno estén destinadas actualmente para producir más petróleo, mientras que la mayor inversión extranjera sea la de Tesla, que apuesta por la electromovilidad?
Mientras que otros países usan cada vez más el Sol y el viento para reducir costos, aquí el acento está en proyectos inviables, caros y contaminantes. ¿No es eso anclarse en el pasado?
Respecto a los demás puntos expuestos que motivaron la gran concentración de ayer, debe reconocerse que AMLO se siente cómodo en las plazas públicas, es lo suyo, y tal vez no 60, pero allí ha celebrado muchas movilizaciones exitosas.
No obstante, el zócalo capitalino no es de su patrimonio. La reciente marcha ciudadana contra el Plan B, sin acarreos, rebasó cualquier expectativa. El mensaje de que no todos están a su favor fue claro y contundente.
Por otro lado, es absurdo decir que hay por parte del gobierno estadounidense una pretensión de intervencionismo en nuestro país. Lo que hubo acaso fue una propuesta de legisladores republicanos para declarar a los grupos de narcotraficantes que llevan fentanilo a EU como grupos terroristas, lo que implicaría mayor coordinación entre ambos gobiernos, ayuda mutua, la posibilidad de utilizar drones y mayores recursos tecnológicos.
AMLO se sintió agraviado. En respuesta, dijo que defenderá la soberanía del país ante la propuesta de legisladores de Estados Unidos, a los que llamó “mequetrefes”, y se opuso a que eventualmente sus fuerzas armadas pudieran ingresar a territorio mexicano para combatir a bandas de narcotraficantes.
¿Está bien que el presidente de un país se “rebaje” al contestar la posición –razonable o no– de un legislador de otro país?
Ya la vocera de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, puso las cosas en su lugar y dejó clara la indebida interpretación del gobierno mexicano, al señalar que “una intervención armada en México para combatir a los cárteles de la droga no está en el ánimo del presidente Biden; designar a estos cárteles como organizaciones terroristas no nos otorgada ninguna autoridad adicional que realmente no tengamos ya en este momento”, precisó.
En cuanto a los sucesos delictivos registrados en Tamaulipas, queda evidenciado que el traspaso de las tareas de seguridad a las Fuerzas Armadas no ha sido la solución para contener la oleada de hechos delictivos. El norte del país está dominado por bandas delictivas, por más que se diga que México es más seguro que Estados Unidos.
Tales incidentes en la frontera se vieron agravados, aún más, al descubrirse en días recientes que el Ejército lleva a cabo de manera ilegal actos de espionaje, y luego con una manifestación de familiares de militares reclamando que se juzgue al Ejército por violar derechos humanos, al tiempo que no se le permite defenderse de agresiones del crimen organizado.
Ante tal deterioro, para AMLO era relevante reiterar su apoyo al Ejército y a la Marina, “dos instituciones pilares del Estado”, a fin de concretar varios de sus proyectos estratégicos.
En suma, la concentración de ayer – en efecto, multitudinaria– se inspiró en muchos grandes objetivos que intencionalmente fueron puestos en un segundo plano, entre los que desde luego destaca el político.
La expropiación petrolera fue el pretexto para ejecutar toda una magistral jugada de tres bandas. Y lo hizo AMLO, efectivamente, con estrategia, tino, finura y precisión.