Claudia Espinoza
“Espero que ella pueda tener acceso a las oportunidades que yo no, por eso hicimos todo lo posible para que acudiera al examen de la BUAP” expresa con orgullo Marina Torres, quien acompañó a su hija Berenice Hernández a presentar la prueba de admisión 2023.
Con las manos puestas en el alambrado del Complejo Cultural Universitario (CCU) toma fotos y videos a las figuras de jóvenes que se forman para ingresar y presentar el examen. Desde temprano salieron de Ocotlán para llegar y cumplir con el trámite en espera de que pueda obtener alguno de los 350 lugares que oferta la Facultad de Medicina.
Una lágrima asoma en su mirada al contar que ella no tuvo oportunidad de acceder a la educación profesional pero que con esfuerzos sumados a los de su esposo han logrado que sus hijas puedan estudiar licenciatura. La mayor no logró sitio en la BUAP y estudia Enfermería en una institución privada.
Y es que mañana y tarde de ayer, la zona del CCU, así como Ciudad Universitaria estuvieron abarrotadas por jóvenes y padres de familia que comenzaron con la serie de horarios para aplicación de la prueba de ingreso que concluirá el próximo domingo 25.
De acuerdo con los datos de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 80 mil 650 jóvenes acudirán a presentar el examen de admisión de los niveles de preparatoria y licenciatura, incluidas la modalidad a distancia y la semiescolarizada.
Sin embargo, sólo habrá 40 mil lugares para los diferentes programas de estudio que oferta la universidad. Algunos consideran como plan alterno esperar un año y otros buscarán planteles alternativos.
El pago de 650 pesos es un esfuerzo extraordinario para las familias de algunos que han llegado a hacer la prueba y que aseguran que ingresar a la casa de estudios poblana es su única opción por falta de recursos.
Karla Carrasco dijo que el examen no le pareció complicado, pues estuvo bajo preparación en forma anticipada; espera tener un sitio en la carrera de Nutrición.
“Pues ya lo hice, me sentí me segura y creo que voy a poder tener buenos resultados porque desde hace dos meses estuve estudiando en los cursos de formación”, dijo.
Como ella, cientos de jóvenes salieron de esta sede con rostros relajados. Muchos menos se mostraron preocupados.
El siguiente turno para presentar examen está listo: cientos de adolescentes se apresuraron a ingresar al examen.
Algunos incluso tuvieron que dejar encargadas sus maletas pues venía directo de la terminal de autobuses.
Por su parte, Carolina Jiménez, madre de Karla, manifestó que ella sólo tuvo oportunidad de estudiar hasta la preparatoria porque ya no hubo ingreso en su familia para pagar una carrera, por eso se hizo la promesa que cuando tuviera hijos iba a proporcionarles los elementos de formación profesional.
Expresó que solamente tuvo una hija porque las condiciones económicas han sido complicadas y confía en que ingrese a la universidad pública, porque de lo contrario “tendremos que ver cómo nos amarramos el cinturón para que ella pueda cumplir sus sueños”.