Claudia Espinoza
Un 16% de los adultos mayores de 65 años en México ha sufrido de algún tipo de violencia, según lo revelan los datos del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia. Puebla se ubica en un porcentaje similar a esta media nacional también con 16%, lo que la coloca en la séptima posición en todo el país.
En el marco de la conmemoración del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato a la Vejez, la dependencia señaló que el primer lugar en maltrato a personas de la tercera edad lo tiene la Ciudad de México con 160 mil adultos mayores violentados de los más de 800 mil que viven ahí.
En Puebla, la cifra de adultos mayores que han sido afectados es de un aproximado de 83 mil 500, pues de acuerdo con el Inegi, la población que se ubica en este rango de edad es de 522 mil en los 217 municipios, con base en el censo más reciente de 2020.
Estados como Jalisco, 120 mil, Oaxaca, 110 mil, Chiapas, 95 mil, Nuevo León, 90 mil y Estado de México con 89 mil, superan a Puebla en porcentaje de adultos mayores violentados.
Según el más reciente Censo de Población y Vivienda, la población de 60 años y más pasó de 9.1% en 2010, a 12 % en 2020, mientras que la población de cero a 17 años disminuyó de 35.4% a 30.4% en el mismo lapso. Es decir, hay más de 15 millones de personas residentes en el país que tienen 60 años y más.
En la entidad, según la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2018, la mayoría de las personas mayores, 47.9% vive en hogares nucleares, con una pareja con o sin hijos solteros; 39.8% reside en hogares ampliados, un núcleo familiar o más, y otras personas emparentadas; y en 11.4% de casos, los que atraviesan su última etapa viven solos.
VIOLENCIA EMOCIONAL, LA MÁS COMÚN
Mercedes Paola Dehesa Isidoro, profesora de la Facultad de Medicina de la UPAEP, comentó que, aunque el maltrato físico, golpes y sometimiento, con un 15% de los casos reportados, según la Organización Mundial de la Salud, es el que más se reconoce, existen otras clasificaciones.
El común, con más del 33% de casos, es el psicológico y emocional, desde la indiferencia, hasta gritos, amenazas, insultos, frases que desvalorizan como “nos estás quitando el aire” o “ya deberías estar tres metros bajo tierra”.
También se han registrado casos de violencia sexual, en un 2%, que, aunque no es tan frecuente se presenta; o el financiero, con un 10%, especialmente el despojo de propiedades, que está escalando cada vez más.
Comentó que los adultos mayores a veces son incapaces de percatarse de lo que padecen porque la consideran “natural”, lo mismo sucede cuando la violencia es ocasionada por personas con quienes tienen lazos de afecto, familiar o de confianza.
Caso aparte, explicó, son las mujeres, debido a que tienen mayor esperanza de vida y una cantidad importante carece de una pensión contributiva. En la medida en que no incursionaron en el mercado laboral cuando llegan a la vejez no tienen acceso a la seguridad social, situación menos frecuente entre los varones. “Eso las pone en una desventaja enorme”.
Por desgracia, continúa, quienes más ejercen el abuso o el maltrato son los propios familiares, como las parejas, hijos, hermanos o nietos. Cuando una persona mayor empieza a tener condiciones de fragilidad; es probable que el paso siguiente sea la dependencia física, económica, de cuidados, situación que trastoca la red primaria que es la familia.
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“AQUÍ ME CUIDAN”
Además de la atención que reciben en organismos como el DIF Estatal, existen asilos o en los últimos meses se ha presentado el modelo de “guarderías”. Una de ellas Hogar Esperanza, ubicada en la 16 de Septiembre y Bulevar 5 de Mayo, donde cuidan a los adultos mayores desde las 7:00 hasta las 19:00 horas, con la atención de especialistas en geriatría y también cuentan con cuidados las 24 horas.
Don Paco, a sus 87 años, asegura que es divertido estar con personas de la misma edad y sin el riesgo de perderse si sale solo.
Dijo que su hija, Carmen, trabaja todo el día y después atiende a su esposo e hijos, por lo que decidió llevarlo ahí para que tenga la vigilancia debida y en la noche va por él para llevarlo a su departamento, pues desde que murió su esposa, vive solo.
“Aunque uno no quiera, a veces ya se siente inútil. Primero no quería venir, pero entendí que mi hija tiene que hacer su vida y tiene sus obligaciones como yo las tuve hace tiempo, aquí… aquí me cuidan”.
Como él, por lo menos 10 adultos mayores de 65 años reciben atención médica y realizan actividades artísticas como el baile o la pintura, para que sigan siendo productivos, pero tampoco se arriesguen solos en la calle o encerrados en un cuarto sin poder hablar con nadie.
COMPAÑÍA Y ACTIVACIÓN
Las estancias de tiempo parcial representan una solución para familias que carecen de red de apoyo para cuidado y supervisión.
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