Mario Galeana
Fotos: Gobierno del Estado
La bailarina Elisa Carrillo conquistó Puebla al ritmo del vals. Lo hizo rodeada de sus amigos, astros de la danza clásica en el mundo al igual que ella.
Para verlos a todos en un solo escenario como el del Teatro Metropolitano, donde se presentaron el martes pasado, uno habría tenido que recorrer seis países distintos de Europa durante la misma noche.
La Gala Elisa Carrillo y Amigos 2023 reunió a dos decenas de bailarines internacionales.
Son de Noruega, Finlandia, Alemania, Hungría, República Checa y Holanda, convocados por la única mexicana y la primera latinoamericana en obtener tres de los premios internacionales más importantes de la danza clásica: el Premio Alma de la Danza, el Festival Dance Open y el Premio Benois de la Danse, que se considera el Oscar de esta disciplina.
Durante la gala ocurrieron varios estrenos, como Vals, de Vasily Vainonen, con música de Moritz Moszkowski; Parting, de Yuri Smekalov y música de
John Powell; y una antigua obra del reconocido coreógrafo español Nacho Duato, que no se había presentado en México en casi una década.
Al cierre del programa, Elisa Carrillo recibió la distinción de Embajadora Cultural del Instituto Politécnico Nacional (IPN), por su importante labor en beneficio de la juventud, al difundir el arte y la cultura como formas de expresión y desarrollo humano.
Veinticuatro horas antes de su presentación, ella se dio tiempo de bailar al pie de la pirámide de Cholula junto a algunos de sus colegas y recorrió los municipios de Tlatlauquitepec, Teziu-
tlán, San Andrés y San Pedro Cholula, donde tuvo conversatorios y encuentros con academias municipales de ballet.
Desde Teziutlán, el mediodía del lunes, Carrillo explicó que las galas que organiza en el país tienen la intención de generar un intercambio cultural entre el público mexicano y los bailarines internacionales.
“Es muy importante mostrar en México el arte de personas que no podrían estar de ninguna otra forma en el mismo escenario la misma noche.
“Se trata de bailarines que son amigos míos y que, al conocer nuestro país, al final se llevan parte de su belleza, se llevan un aprendizaje. Creo que es un intercambio muy importante”.
También contó el origen de su carrera en la danza, motivada sobremanera por sus padres, que la inscribieron en la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) a la edad de ocho años.
“A los 14 años me dieron una beca para irme a Inglaterra y mis papás decidieron dejarme ir. Me imagino lo complicado que fue para ellos tomar esta decisión, pero fue el comienzo de un sueño maravilloso. Y empezó una etapa muy bella de mi carrera y muy difícil, pues consistía en aprender otro idioma y otras costumbres”, narró.
Años después se mudó a Alemania, donde ha vivido hasta ahora, y en 1999 se integró al Stuttgart Ballet, comenzando en el cuerpo de baile de la compañía hasta llegar a solista.
“Empecé desde el nivel más bajo para poder llegar a ser primera bailarina en un plazo de ocho años. Pero eso me llevó a pisar muchos escenarios y me dejó muchas enseñanzas”, contó a las estudiantes de danza y personas reunidas en el edificio del gobierno municipal de Teziutlán.
Carrillo concluyó explicando que, a pesar de que hay muchas compañías de danza en México, no suelen contar con el patrocinio de empresas para poder realizar eventos de exhibición.
“Los recursos se van hacia otras cosas y no hacia la danza, lo cual es triste. También debo advertir que las cosas están cambiando, que hay mucho más interés en conocer la danza”, afirmó.