Silvino Vergara Nava / correo: [email protected] web: parmenasradio.org
Cada vez se asemejan mas votar y comprar, el Estado y el mercado, el ciudadano y el consumidor
Byung Chul Han
Ahora que son inminentes las campañas de los partidos políticos y de sus candidatos a presidente de la República, senadores, diputados locales y federales, gobernadores, alcaldes y regidores, han de estar considerando ya a los asesores y despachos publicitarios que harán sus slogans y los lemas para los contendientes, por lo que uno de estos bien pudiera ser el que lleva el título de esta colaboración.
¡Te voy a dejar de asfixiar! sería un éxito seguro, si es que tuviéramos mejores candidatos y, desde luego, fuéramos mejores los ciudadanos, porque las candidaturas son el reflejo de estos últimos.
No podemos contar con buenos candidatos si no contamos con buenos ciudadanos y, sobre todo, más responsables en el gobierno y de sus políticas públicas.
Ante ello, los candidatos, sean buenos o malos, son el reflejo de la ciudadanía.
Ahora que están por iniciar las campañas de tantos y tantos candidatos a una multiplicidad de cargos públicos, esperemos que a alguno de ellos, como una especie de destello, se le ocurra este lema de campaña: ¡Te voy a dejar de asfixiar!
Es visto que, normalmente, los lemas de campaña no dicen nada, solamente riman con el apellido, nombre o mote del candidato, pero en el fondo no se refieren a nada de lo que pretenden hacer cuando lleguen al cargo público.
Por eso las campañas cada día son más pobres en ideas y argumentos, menos en propuestas de políticas públicas.
Aún más, no saben a dónde van a llegar y menos aún conocen las entrañas de cada uno de esos cargos públicos, por ello es que se hacen spots publicitarios que simplemente son eso, porque no se puede prometer lo que no se tiene o, menos aún, lo que no se conoce.
Con un candidato que se comprometa a que “no los va a asfixiar”, esto sería para los ciudadanos pensantes, que también, son muy pocos, un éxito rotundo.
Porque esto da a entender que se va a permitir a las personas trabajar y desarrollarse en lo que les corresponde libremente, en tanto no afecten a terceros.
Y ese es el punto, si cualquier gobierno, del nivel que sea, se propusiera analizar toda la serie de procedimientos, trámites burocráticos con que se cuenta para permitir que una persona o una empresa puedan trabajar, realizar sin problemas sus actividades económicas, con eso sería suficiente para que se dé un paso.
Sin embargo, eso no lo ven los candidatos, porque están visualizando otras cosas que no son cumplir con los mandatos de sus cargos públicos y de las promesas que propusieron ante la ciudadanía.
Por ello es que no se hace nada al respecto; al contrario, lo que normalmente sucede es que se revisan todos los procedimientos para los permisos, autorizaciones, concesiones o licencias para hacerlos aún más complicados.
Esto implica mayores trámites, con mayor número de pasos y tiempo invertido, lo cual desalienta al ciudadano de a pie, y lo único que queda es que sean las grandes empresas las que se encuentren en condiciones de cumplirlos.
Ya sea porque cuentan con los asesores necesarios para ello, o bien porque tienen los recursos económicos para corromper en la administración respectiva, o de plano son tan grandes y fuertes que tienen una serie de concesiones y permisos extraordinarios que ni siquiera dimensiona un ciudadano común.
Y es justo este último el que se quedó en el intento de cualquier permiso, licencia o autorización, por lo tanto, acaba en la economía informal, o realizando esos trabajos como el proveedor del proveedor oficial, dependiendo su actividad y su futuro de lo que haga o deje de hacer un tercero.
Por ello es que resulta de suma importancia revisar todos esos procedimientos que existen en la administración pública federal, estatales y municipales, en donde hay verdaderos cuellos de botella y una mina de oro para los funcionarios que hacen esos trámites desde adentro de cualquier órgano gubernamental.
Por ello es que el mejor slogan para un candidato desde la presidencia, hasta el último regidor del ayuntamiento del municipio más pequeño que pudiera existir en el territorio nacional, es que se prometa que no va a asfixiar a los ciudadanos.
Y también a la economía informal y a la dependencia de las medianas y pequeñas empresas de las grandes corporaciones que normalmente son extranjeras.
Irónicamente, son los nacionales los que hacen el trabajo de las empresas foráneas ante toda la tramitología que en ocasiones no se puede cumplir, por lo que, con esos requisitos, lo que se ha estado provocando es: “asfixiar al ciudadano de a pie”.