Soliloquio
Felipe Flores Núñez
Ahora sí, de manera formal y en un contexto de legalidad que ojalá sea acatado, este fin de semana comenzó en Puebla el proceso electoral concurrente 2023- 2024, por mucho el más grande y también el más importante de los tiempos recientes.
Tal arranque de actividades se dio luego que el miércoles fuera instalado el Consejo local del Instituto Nacional Electoral que tendrá a su cargo la organización de la elección presidencial, 500 diputaciones federales y las 128 senadurías, mientras que el pasado viernes de manera protocolaria el Instituto Estatal Electoral de Puebla dio inicio al proceso para la renovación de la gubernatura, 31 diputaciones, las 217 presidencias municipales y más de mil 500 regidurías.
Se cumplieron así las formas, aunque el maratón electoral, de hecho, ya había comenzado desde hace mucho tiempo, por lo que muchos actores políticos, en especial los de Morena, ya le dieron vuelta a la pista varias veces, en claro abuso a los vacíos existentes en nuestro marco normativo.
Fue desde Palacio Nacional donde de manera prematura se dio el disparo de salida a la carrera electoral al configurar un ambiente adelantado con el perverso juego de las famosas “corcholatas”, que culminó con la virtual designación de Claudia Sheinbaum como candidata de Morena.
Eso ocurrió nada menos que en julio de 2021 –¡hace 28 meses!–, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador abrió la contienda electoral al mencionar a los funcionarios de su gabinete que “podrían encabezar los esfuerzos para consolidar el movimiento de la Cuarta Transformación”, entre los que mencionó desde luego a Sheinbaum, así como al entonces canciller Marcelo Ebrard, Juan Ramón de la Fuente, Tatiana Clouthier y Rocío Nahle.
Después levantarían la mano Ricardo Monreal y también Adán Augusto López.
Ya desde entonces y antes que nadie fue “destapada” Claudia Sheinbaum, durante la celebración de Morena por los tres años del triunfo electoral de López Obrador y empezaron a escucharse las consignas de: “¡presidenta!, ¡presidenta!”.
De lo que ocurrió después durante ese largo tramo todos lo sabemos: recorridos por todo el país bajo formatos de precampaña de Sheinbaum, Ebrard y Monreal, así como de Gerardo Fernández Noroña y el verde Manuel Velasco, quienes al final quedaron inscritos en la contienda interna morenista.
Actos masivos, acarreos y una descomunal y hasta ofensiva propaganda de promoción personalizada en anuncios espectaculares y pinta de bardas de norte a sur del territorio nacional que la autoridad electoral nunca sancionó a falta, justamente, de disposiciones expresas que así lo prohibieran.
Anomalías similares se replicaron en todo el país, con mayor énfasis en las entidades donde se renovarán las gubernaturas, como lo atestiguamos a plenitud en el caso de Puebla, cuyo desborde propagandístico llegó al extremo sin que nadie dijera nada en los casos de los aspirantes Ignacio Mier, Alejandro Armenta y Julio Huerta. ¿No fueron esos actos anticipados de campaña?
De manera tardía, el PRI poblano planteó su crítica a los morenistas esta semana como lo hizo desde hace mucho el PAN, al señalar que había más de 300 anuncios espectaculares que han generado hartazgo de la población.
¿Qué ocurrirá a partir de ahora? ¿Se aplicará el criterio de “borrón y cuenta nueva”? Así parece al menos en Puebla, donde la autoridad electoral advirtió al cierre de esta semana a los actores políticos que retiren la propaganda que colocaron, pues iniciado el proceso electoral podrían ser sujetos de sanciones, con el riesgo incluso de que pudieran ser impedidos sus registros para cualquier candidatura.
Y sí, en efecto, este viernes y sábado ya varios anuncios espectaculares aparecieron en blanco y otros con las lonas rasgadas, más unos 150 que la secretaria estatal de Medio Ambiente retiró de diversas calles y avenidas de la capital y la zona metropolitana. Dirán que más vale tarde que nunca, pero el “daño” ya está consumado.
De aquí en adelante el IEE aplicará una serie de lineamientos para regular la actividad de los partidos políticos y sus actores en el periodo que comprende del 3 de noviembre al 24 de diciembre y, con ello, se aseguró, se pueda generar una contienda equitativa y el piso parejo que tanto se pregona.
Además del retiro de propaganda, el organismo electoral poblano dispuso para monitorear la actividad de los partidos políticos el acatamiento de las diferentes etapas del proceso y su desarrollo y el conocimiento de las agendas de eventos y actos programados en los que se debe detallar fecha, lugar y horario, así como la calidad de personas que sean convocadas, ya sean militantes, simpatizantes o ciudadanía en general.
Tales eventos no podrán tener como finalidad obtener el respaldo para la postulación de precandidaturas o candidaturas a un cargo de elección popular; ni se podrá presentar elementos o propuestas electorales.
Quienes participen, se estableció, “no podrán emitir expresiones, discursos o mensajes con elementos de naturaleza electoral o equivalentes; tendrán el deber de cuidar que dentro de los mismos no se produzcan manifestaciones de carácter electoral y garantizar que no incurran actos de violencia política de género”.
Asimismo, “la propaganda deberá limitarse a indicar el partido, la calidad de la persona inscrita, así como la denominación que se dé al proceso político respectivo”.
También quedará prohibida la entrega de materiales en los que se oferte un beneficio directo o indirecto, ya sea en efectivo o en especie, contemplando tanto a los actores políticos como a sujetos obligados.
De igual manera, se restringe la colocación de propaganda, ya que no puede ser colocada en equipamiento urbano, ni obstaculizar visibilidad de señalamientos para transitar. Además, tampoco se podrá pintar equipamiento urbano, carretero o ferroviario.
Por otro lado, refieren los lineamientos, quienes ostenten un cargo público no podrán realizar manifestaciones a favor o en contra de una persona inscrita en un proceso partidista, aunque sí podrán asistir a eventos en días inhábiles, sin que se haga mención del cargo que ostentan.
Veremos pues si los partidos políticos cumplen a cabalidad dichas disposiciones y si el IEE estará en condiciones de asumir cabalmente su papel de autoridad.
En el evento del pasado viernes, la consejera presidente del IEE, Blanca Yassahara Cruz García, reconoció la responsabilidad que tienen de vigilar el cumplimiento de las normas que regirán la contienda electoral para garantizar condiciones equitativas para todos los actores políticos.
Pero también ponderó que los partidos políticos juegan un papel fundamental durante este proceso electoral, toda vez que deben atender las demandas ciudadanas y entregar resultados apegándose a las reglas del juego.
“Tienen la tarea de estar a la altura de las demandas ciudadanas, responder y defender sus exigencias, convencer con sus propuestas al electorado y corresponder a su confianza cumpliendo lo prometido, entregando resultados apegándose a las reglas del juego democrático”.
Así pues, al reconocerse que ese juego “democrático” ya había comenzado hace mucho, todo debe ser diferente en adelante con reglas que parecen claras.
Resta acreditar que los partidos en realidad se ubiquen a la altura de demandas ciudadanas. Ya la ciudadana lo juzgará para actuar en consecuencia con la fuerza y el valor supremo de su voto.