Silvino Vergara Nava
Notas para una defensa de emergencia
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En una sociedad abierta y pluralista, por tanto laica y no sometida a rigideces teóricas, las leyes no deben pretender zanjar las divergencias morales de los ciudadanos, sino crear un ámbito en el que puedan convivir todas sin humillación de nadie. O sea, lo contrario de lo que ocurrió cuando el Parlamento catalán prohibió las corridas de toros, convirtiendo en obligatoria la opción moral de una parte de la ciudadanía contra la de los demás
Fernando Savater
El pasado 6 de diciembre, la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió sobre la procedencia de las corridas de toros en la Ciudad de México, permitiéndolas, después de casi dos años de que se prohibieron novilladas, festividades taurinas y corridas de toros, por la decisión de un juez de distrito de la Ciudad de México que determinó otorgar la suspensión de las mismas en un juicio de amparo promovido por una asociación denominada “Justicia Justa”, que de dudosa procedencia y de intereses obscuros promovió un amparo para que se regule sobre la prohibición de las corridas de toros.
El planteamiento del juicio de amparo establece que, de acuerdo con el artículo 4º de la Constitución, existe el derecho al medio ambiente sano; por tanto, para la procedencia y eficacia en el cumplimiento de ese derecho, el Estado tiene la obligación de que se legisle sobre la prohibición de las corridas de toros, pues este tipo de eventos está afectando al medio ambiente sano que es un derecho de la población.
Atendiendo a esa postura en la demanda de amparo, el juez de distrito determinó otorgar la suspensión de este tipo de eventos, por lo cual, al tratarse de un asunto, a decir de la Corte, de importancia y trascendencia, ésta resolvió sobre la negativa de otorgar la suspensión de estas festividades hasta en tanto se resuelve en definitiva el asunto; es decir, hasta que se determine en una sentencia si es necesario legislar sobre la prohibición de las corridas de toros, para con ello dar cumplimiento al derecho humano del “medio ambiente sano”.
Por tanto, la noticia del 6 de diciembre de 2023 es que la Corte –en donde, dicho sea de paso, quien emitió la propuesta de resolución fue la ministra Yasmín Esquivel (amparo en revisión 766/2023)– determinó negar la suspensión de las corridas de toros, en tanto se resuelve sobre el asunto principal ya comentado.
Por tanto, no se encuentra resuelto en definitiva este caso, se encuentra aún pendiente esa parte principal, de la cual los taurinos deberían de poner atención y empujar para que se niegue el amparo, pues hay muchos argumentos para sostener que no hay un relación lógica entre la prohibición de las corridas de toros y el medio ambiente sano.
Simplemente, las praderas en donde se encuentran estos toros creciendo para llegar a los tres años o cuatro años promedio para ser lidiados en una plaza son espacios donde se desarrolla la naturaleza; precisamente, “el medio ambiente sano”.
Por lo tanto, la prohibición de las corridas de toros pondría en riesgo esas amplias extensiones de tierra y con ello pulmones del planeta, para convertirlos en campos de golf, desarrollos habitacionales o bien en la agroindustria.
Es bien sabido que está conformada la agroindustria por productos químicos, provenientes, entre otras empresas, de la transnacional Monsanto, que tanto daño ha causado en el mundo; para muestra, las deterioradas y contaminadas tierras colombianas.
Empresa de productos alimenticios “transgénicos” que, por cierto, fue adquirida por otro gigante de la industria mundial, Bayer, que, es sabido, es una empresa farmacéutica que los detractores de esa adquisición asumen que pone en riesgo a la humanidad, por esta relación que se impone entre la medicina y los alimentos humanos.
Por ello es que se tiene una duda bastante razonable de que esa asociación promotora de ese amparo que ya ha causado tanto daño a la tauromaquia cuente con algún interés de trasfondo con aquellos otros intereses mundiales.
Por lo pronto, habrá que esperar la resolución final de ese amparo, que tendrá repercusiones para toda la República, como sucedió aquí en Puebla, en donde, en la feria de la ciudad, se prohibió unos días antes toda festividad taurina.
Todo esto es ocasionado porque algo está fallando en el sistema democrático de nuestro Estado de Derecho, pues lo que no se puede dialogar y discutir en los parlamentos se está haciendo en los tribunales.