El gigante está cerrado. Dos años antes de que el restaurante cumpla 100 años de vida y el alojamiento 77, el coronavirus interrumpió al Royalty el flujo de vida con la restricción de alcohol y la caída de la ocupación desde la última semana de febrero hasta la última de marzo en que los cuartos quedaron vacíos.
En abril cumplió 39 años de trabajo y vivió sismos, obras profundas al Centro Histórico y nunca habían cerrado, según describe Arturo Castilla.
Recuerda el temblor del 85, y “sintió” la réplica que fue algo muy feo, pero el sismo del 99 en Puebla fue terrible. Arturo explica que en el sismo del 99 recuerda estar dentro del Royalty con una secretaria, en donde sólo se cayó una botella, porque el edificio no sufrió daños, pero al salir el escenario era terrible, ver como la gente salía de palacio municipal, por la caída del techo del Salón de Cabildos, personas con polvo y sangre salían de diferentes inmuebles.
“El popular sonido de las sirenas de todos lados, ver hacia el templo del Espíritu Santo, se le cayó una de las puntas, dejando ver el polvo, pero más impresionante ver a la gente con esa cara de espanto, incredulidad, miedo, pero como buenos mexicanos comenzar a auxiliar a las personas, fueron de los momentos que me marcaron”.
Otro de los momentos memorables para Arturo Castillo fue un eclipse que volvió de noche el día, mirando a las palomas del zócalo resguardarse en los árboles mientras todo oscurecía, así las vivencias en el hotel Royalty que se convirtió en su casa, un lugar reconfortante, con gusto que siempre tuvo para trabajar en un sector donde la atención y las relaciones son tan importantes para poder ver la transformación de la ciudad.
En estos tiempos, ahora que estamos resguardados en nuestras casas, tenemos que reflexionar porque dice Arturo “esto no nos va a tirar”, pero debemos “ponernos las pilas” para reinventarnos, porque no tendremos un arranque tan fácil, después de la pandemia que nos va a dejar muchas cosas como la sana distancia por muchos años.
El sector restaurantero tendrá que tomar distancias entre mesas, el uso de cubrebocas en empleados, porque gracias a eso son conscientes de la importancia del cliente. Al preguntarle sobre su llegada al Royalty, Arturo, de 59 años, explica que presentarán anecdotarios, con videos de personas que han trabajado en el hotel, meseros que en palabras de Arturo son de la vieja escuela, para que los ciudadanos y turistas en todo el mundo puedan conocer la historia del lugar.
Como parte del aniversario por 100 años de Royalty restaurant, porque el hotel abrió en 1943, mientras que el restaurante tiene un poco más de tiempo de vida, Arturo Castillo, de Relaciones Públicas del Hotel Royalty, empezó a documentar la historia del sitio, algunos de los artículos que recibió un menú de una cena al club Rotario en 1924, además de un volante de 1922 en donde se invitaba al público a asistir al restaurant Royalty para disfrutar sus platillos.
El ambulantaje es parte de una imagen que opaca un poco el hermoso zócalo de la ciudad de Puebla.
El hotel Royalty recibe entre 85% de turismo nacional y 15% extranjero, además tienen trabajando alrededor de 90 personas por temporadas para atender las 45 habitaciones.
El mole poblano del restaurant Royalty se sigue elaborando como hace 77 años, comprando insumos, “freímos chiles, pasas y todo lo llevamos al molino, lo sazonamos y lo usamos en nuestros platillos.
Lo envasamos para venta al público que lo quiera llevar”. También se preparaban platillos como chalupas, chiles en nogada, mole de cadera y espinazo de Tehuacán, pipianes rojo y verde, tlacoyos, además de platillos de ocasión como romeritos en pipián rojo. Para el 2014, como idea de un nuevo dueño, se abrió un espacio tipo sky bar, dando paso al restaurante “La Azotea”, con vistas inigualables tanto de la plaza principal de la ciudad como de la catedral.
En el sitio se sirven cocteles, bebidas preparadas como mojitos, piña colada y otras, una transformación más del antiguo y tradicional hotel. Desde hace dos años el hotel dejo de ser parte de la familia Gill para pasar a manos de un corporativo, pero por ello no ha dejado de ser un sitio tradicional, que ha recibido a personajes artísticos, políticos y hombres de reconocimiento internacional.
Castillo recuerda a la actriz María Félix, durante el rodaje de la película en Cholula “Enamorada”, pero se dijo contento de haber conocido a Capulina que se hospedó cuando recibió un reconocimiento por parte del Ayuntamiento de Puebla.
Luchadores como El Santo, Blue Demon, el boxeador “Pipino” Cuevas y mucha gente que venían a hacer obras en el Teatro Principal se hospedaban en el Royalty, además de algunos políticos en campaña aprovechaban la ubicación estratégica del lugar, embajadores de los Estados Unidos también buscaron los platillos típicos de la ciudad.
Actualmente, personal de mantenimiento trabaja por cuadrillas para realizar trabajos sobre instalaciones de gas, electricidad y pintura, en estos trabajos incluyen diferentes puestos sean gerenciales u operativos, mientras pasa la contingencia sanitataria por el COVID-19 para reabrir sus puertas “mañana mismo si se requiere”.