La imagen emblemática que se busca en Washington: frente al monumento a Abraham Lincoln, donde cualquiera luce diminuto entre las 36 columnas griegas y la gigantesca escultura de mármol.
La del primer encuentro, con el olvido de abotonar el saco, movimiento básico al ponerse de pie.
La del bat de diseño huichol entregado como souvenirofrenda de paz, el guiño. El aplauso y el gesto de agradecimiento. El discurso de marchar juntos. La firma.
Todo cordialidad. Los campeones del desasosiego, las puntadas y los chispazos fuera de agenda se quedaron dentro de los márgenes del protocolo y no se salieron.
Abajo, las dos figuras emblema de la administración de Donald Trump: se abotona el saco al llegar al salón el poderosísimo yerno, Jared Kushner, marido de Ivanka, consejero de dinero.
De traje claro, Stephen Miller, autor-inspiración de las políticas racistas y antiinmigrantes. Todos cupieron, todos cumplieron.