Alejandro Montiel Bonilla
No hay otra figura pública que actualmente provoque mayor amor u odio en los mexicanos que el presidente de México, y este primerísimo lugar es indisputable, ya que en este momento no existe ninguna figura en la oposición mexicana que pueda hacerle alguna sombra.
¿Cómo ha llegado Andrés Manuel López Obrador hasta este punto de dominación de la discusión mediática?
Sin lugar a dudas, es un tema que se debe analizar desde los más diversos ámbitos de los estudios socioculturales, mi punto de vista es que AMLO conoce y domina el código cultural, tal y como lo define Clotaire Rapaille, de los mexicanos, es decir, es capaz de conectarse con gran parte de la población, a un nivel que va mucho más allá de la lógica y análisis visible de los acontecimientos.
AMLO forma parte de los nuevos líderes que llegaron al poder en el mundo, a partir del triunfo de Donald Trump en 2016, líderes tremendamente carismáticos, líderes completamente conscientes del control de los movimientos de su personalidad, para que se mantenga una conexión permanente, con la manera de interpretar la realidad, de la mayoría de los habitantes de un país.
Para ilustrar lo anterior, pensemos en el manejo de la pandemia provocada por el COVID-19, por parte de AMLO.
Sus opositores siempre buscaron que él diera respuestas basadas en datos científicos, puramente racionales, para controlar esta pandemia; pensaron que incluso su discurso diario, se centraría en la pandemia, como habían hecho otros líderes mundiales, pero no fue así. Se recordarán por siempre sus frases que referían a la enfermedad como algo pasajero, algo que no iba a ser gran cosa.
Sus opositores lo siguen culpando de los más de 34 mil muertos (datos del 12 de julio de 2020), sin embargo, una amplia mayoría parece opinar que en esta crisis él tuvo muy poco que ver y que, en todo caso, se le debe compadecer porque “después de tantos años de querer ser presidente, le viene a suceder esta desgracia mundial”, cito la frase que me han referido cientos de mensajes en distintas redes sociales y, además –también cito–: “La culpa es de la gente necia, la culpa es de nosotros por no cuidarnos y estar diabéticos”.
Y es que AMLO sabe que la mayoría de los mexicanos no desean saber de sufrimiento, pues ya lo viven diariamente desde hace muchos siglos, sabe que los mexicanos no comprenden las estadísticas porque son un pueblo con una educación muy frágil. Y también sabe que necesitan una imagen permanente, alguien que les diga que todo va a estar bien, que vamos a salir adelante, que “México ha pasado por mayores pruebas y sigue en pie”, él sabe que su presencia es más importante que los datos, sabe que su palabra es más importante que los hechos. Y lo que no entiende la oposición, es que el discurso de AMLO penetra hasta las profundidades emocionales de la mayoría de los mexicanos, y que es un discurso que no tiene sentido analizar con datos duros, ni con gráficas, ni con videos desgarradores.
Mientras AMLO siga ejerciendo el dominio del código cultural de la mayoría de los mexicanos, no habrá hombre más poderoso en este país que él, y muy probablemente ya podemos afirmar que será el presidente más querido por la mayoría en el futuro.
Así que, para mis amigos de la oposición, les digo con mucho respeto: PARA COMPRENDER A LOS MEXICANOS, NO SE LLEGA POR LA VÍA DE LA ECONOMÍA –COMO DECÍA CLINTON–, ¡ES POR LA CULTURA, ESTÚPIDOS!