Por: Vicky Fuentes/ @NoticiasVIcky FB: VickyFuentes/Oficial Vickyfuentes.com
Negocios, política y algo más
México es el único país de los 37 que conforman la OCDE, que no ha logrado implementar el salario solidario. Esta figura tiene como objetivo que el pago a cada trabajador se realice con una aportación de él o ella misma, del patrón y del gobierno.
Confederación Patronal de la República Mexicana, Coparmex, la cual sostiene que así se evitarían más cierres de empresas y despidos. La realidad es peor de lo que hubiéramos imaginado, porque es de todos sabido que el gobierno federal ni se ha dado por enterado.
La otra cara de la pandemia es que luego de más de tres meses de confinamiento, la economía mexicana se encuentra sumida en la peor crisis económica desde, al menos, la Revolución Mexicana; los mayores afectados por esta situación son las empresas y negocios, de los cuales, al cierre de mayo, eran al menos 10 mil los que han desaparecido de los registros del Instituto Mexicano del Seguro Social.
Si a esto le agregamos que en las últimas horas, el INEGI ha confirmado la caída más grande en la historia para el PIB de México en un trimestre, -17.3por ciento y anual de -18.9 por ciento.
Estamos con esto la gravedad de la crisis económica con dos puntualizaciones: la primera, el presidente López Obrador destacó que “ya esperaba” el resultado de la estimación del PIB en México mostrada por INEGI; asegura que “ya pasó lo peor, ya estamos saliendo” ¿Qué película está viendo él? Y la segunda, las cifras del INEGI toman al secretario de hacienda Arturo Herrera con los dedos en la puerta, porque sigue sin proponer medidas contra cíclicas.
¿Qué señal divina sigue esperando para actuar? Pero además, el presidente se aventó la puntada de decir: “Los datos del INEGI corresponden a esta situación reflejando la caída; vamos a esperar tres meses, para conocer el resultado del trimestre julio, agosto, septiembre, que lo veo con optimismo”.
¿¡Se van a esperar tres meses más para tomar decisiones!? ¡Es suicida! Si teníamos dudas, ahora ya no. Así como han sido ineficientes en el manejo de la pandemia, también lo está siendo en el manejo económico. No tienen la mejor idea de lo que deben y tienen que hacer para revertir la debacle económica que vivimos.
Sabíamos que vendría una crisis, pero no por esperada nos deja de sorprender. Y lo que no sabíamos es ésta inacción, esta pasmosa indiferencia ante las secuelas de la contingencia y los enormes y graves daños colaterales.
La diferencia contra otras economías radica en la reactivación. Quienes hicieron lo que tenían que hacer saldrán pronto y con solidez, pero ese no es el caso de México. Dicen los expertos que con esto perdimos nueve años de crecimiento económico.
Nos llevará más de nueve recuperarlos. Todo eso se ve aderezado con la reciente modificación a la Ley de adquisiciones y el poder y la libertad que se ha otorgado al presidente para comprar en el extranjero medicinas. ¿Conoceremos de manera transparente el proceso de compra? Lo dudo mucho, ya que la administración federal actual, en una opacidad inédita e inaudita, ha otorgado el 90 por ciento de los contratos por adjudicación directa o invitación restringida. ¿Es más de lo mismo? No, es peor.