Elías Aguilar García / @Elyas_Aguilar
Al momento en que este texto se esté difundiendo, el destino final de la elección de los Estados Unidos estará escribiendo sus últimas horas para determinar si logra un periodo más el presidente Donald Trump o los votantes se inclinan hacia un cambio en torno a la figura de Joe Biden. Enfoquemos en el mapa dónde está el peso que inclinará la balanza hacia un destino o el otro.
La tendencia de la preferencia electoral a nivel nacional en los Estados Unidos favorece claramente al candidato demócrata, de acuerdo con el sitio fivethirtyeight; que indicaba ayer que Biden tiene poco más de ocho puntos porcentuales de ventaja, lo cual se podría traducir en una delantera en el voto popular de entre seis y siete puntos porcentuales al momento en que concluya la recepción de los sufragios.
Sin embargo, esto no quiere decir que Biden tenga asegurado el triunfo, debido al sistema electoral indirecto estadounidense, basado en los colegios electores de cada uno de los 50 estados, y los votos que representan; en esa fórmula, el presidente Trump aún tiene posibilidades de triunfar.
El editor y jefe del sitio fivethirtyeigh, Nate Silver, estima que si Biden gana en el voto popular por dos o menos puntos, el triunfador de la contienda será Donald Trump, porque significaría que los estados llave o clave se inclinarían por él.
El estado clave en esta elección es Pensilvania, que representa 20 votos electorales, inclinará la balanza de la elección presidencial a favor del candidato que gane en este estado. Las preferencias de electorales en este estado están a favor de Biden por 4.9%, ventaja insuficiente para garantizar un triunfo del candidato demócrata en ese estado. En caso de perder en Pensilvania, Biden dependerá de ganar Florida, Nevada, Carolina del Norte, New Hampshire y Arizona, donde su ventaja es menor, y el hecho de perder en Pensilvania haría que las probabilidades de ganar se redujeran en los otros cinco estados.
Si algo hay que reconocer del sistema electoral estadounidense es que mantiene un alto nivel de incertidumbre acerca de quién será el ganador, pese a que se registre un claro puntero en la encuestas que son un indicador de voto popular, como es el caso de Biden, que encabeza las preferencias en el voto popular.
También, no está de más decirlo, en caso de que gane Donald Trump, significará un cuestionamiento al sistema electoral, que permite la llegada al gobierno de un candidato que no tiene el apoyo mayoritario de los ciudadanos, una contradicción a un sistema que se plantea como un modelo de democracia.
En forma adicional, que Trump se alce con la victoria puede significar una crítica a las encuestas. Me explico: aunque está claro que la única posibilidad de reelección se debe a la naturaleza del sistema electoral indirecto que tiene Estados Unidos, la lectura de los ciudadanos poco enterados de este procedimiento será que las encuestas no están funcionando como instrumentos para medir la preferencia y estimar los posibles resultados en una elección.
En otras palabras, el desconocimiento de cómo opera el sistema electoral de ese país dará paso a la versión de que hay debilidad en la técnica de la encuesta.