Una ansiedad retuerce los músculos de los adictos, caen de dolor, se levantan por necesidad: un robo, una dosis, agresiones.
La adicción nubla la mente, intensifica los robos y la violencia, la necesidad los lleva a cometer un delito que les permita conseguir un poco más de aquello que tanto necesitan.
El Área de Comunicación Social de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) reportó que 42 por ciento de las personas presentadas ante el Ministerio Público afirmó que bebe con regularidad alcohol y 38 por ciento consume algún tipo de estupefaciente.
De ellos, 9% dijo consumir marihuana; 8% heroína, 1% cristal y cocaína. El resto reconoció ser adicto a otra sustancia.
Esto no significa que al momento de ser detenidos por las autoridades estuvieron bajo la influencia de esas drogas.
Es importante señalar que ni la SSP ni la SSC poseen un registro del número de personas que fueron dispuestas al Ministerio Público en estado de ebriedad o bajo el efecto de sustancias, puesto que ambas dependencias informaron que no miden estos parámetros, en respuesta a una solicitud de información de Crónica Puebla.
Un caso en que las drogas y la violencia se mezclaron ocurrió el pasado 24 de febrero, cuando un grupo de personas, bajo los efectos de sustancias, asesinaron a estudiantes de Medicina de la BUAP y la UPAEP, así como a un conductor de Uber. El móvil: apoderarse del auto.
El consumo de sustancias es algo común en ocho de cada 10 probables delincuentes que fueron detenidos en flagrancia por las autoridades en la capital poblana, de acuerdo con datos de la Unidad de Medidas Cautelares de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).
CATALIZADOR PARA COMETER DELITO
En varios casos, personas que tienen una dependencia a alguna sustancia cometen un delito para seguir manteniendo su adicción, por lo que muchas veces es más la necesidad del cuerpo en estado de dependencia que la razón.
José Antonio Vicuña García, director del Centro de Integración Juvenil Puebla, explicó que los jóvenes de 15 a 19 años es el grupo de edad más vulnerable para caer en una adicción y cometer delitos, ya sea bajo las influencias de sustancias legales e ilegales o sin el uso de ellas, por el entorno social, sus experiencias previas y la edad en la que empezaron a consumir.
Resaltó que el segundo grupo más vulnerable son aquellos de 20 a 24 años; seguido de los que tienen entre 25-29 años y aquellos entre 10 a 14 años. Todos ellos poseen problemas sociales, emocionales y psicológicos, que desafortunadamente terminaron con una dependencia a alguna sustancia.
ES NECESARIO GENERAR POLÍTICAS PÚBLICAS
El hecho de que no se tenga documentación de los perfiles de las personas que cometen delitos, el tipo de incidentes que cometen y si estaban o no en estado de ebriedad y/o bajo efectos de sustancias ilegales afecta a la generación de políticas públicas para combatir la inseguridad.
Miguel Calderón Chelius, coordinador de la Licenciatura en Ciencias Políticas de la Universidad Iberoamericana en Puebla, sostuvo que la información es la base de la generación de políticas públicas y que solamente de esta manera se puede erradicar el problema de inseguridad que se vive en la capital, que si bien son menos actos de delincuencia, estos son cada vez más violentos.
Calderón Chelius resaltó que, si bien no se puede correlacionar el abuso de sustancias con el número de delitos, sí se puede hablar de manejar y controlar el consumo de drogas ilegales dentro de la sociedad, puesto que el tener un control ayuda a combatir en primera instancia el narcomenudeo y después los delitos relacionados.
Afirmó que es importante se realicen estudios y mediciones que permitan tener un panorama claro sobre este tema, debido a que con este tipo de información se pueden generar estrategias específicas a este grupo de personas y erradicar conductas relacionadas con el abuso de sustancias.
ACTOS VIOLENTOS
Los pocos casos reportados por medio de hechos periodísticos indican que los actos cometidos por personas en estado etílico o drogados son más violentos.
En 2019 hubo dos casos. El primero fue cometido el pasado 26 de diciembre, cuando Ana N, de 29 años, fue sorprendida por transeúntes cuando lanzaba a su hijo contra la pared en la calle Albert Einstein de la colonia Joaquín Colombres en la capital poblana. Ella se encontraba aparentemente bajo los efectos de una droga.
El segundo fue el 15 de diciembre del año pasado, cuando Judith N., y Josué N., madre e hijo, quienes bajo los influjos de las drogas y a martillazos mataron a la pareja de la mujer.
Ambos fueron detenidos por la policía estatal en febrero de este año.