La imagen es de Guillermo Kahlo, en el encargo de fotografiar edificios y monumentos.
El clic, de 1884. Los pantalones cortos de los niños y las boinas-gorras parecen decirlo también.
Entonces, este edificio lucía el letrero del uso novohispano que tuvo durante 200 años, pero funcionaban oficinas burocráticas.
Y así fue hasta que en 1974 un joven funcionario, Pedro Ángel Palou Pérez, enamorado del patrimonio de Puebla, empujó los engranajes necesarios para que ahí la gente aprendiera arte, se difundiera conocimiento, se almacenaran los sonidos históricos y se viera cine de culto.
Y lo logró. Casa de la Cultura, su oficina desde entonces.
Fotografía: INAH Mediateca