Por: Hugo Arquímedes González Pacheco y Montes / [email protected]
Desde mi escritorio
El manoseo de la educación en México viene de los caprichos del presidencialismo, en el que los secretarios de Educación Pública no precisamente deben saber de educación, basta simplemente que estén graduados en corrupción y sepan engañar a los mexicanos sobre un avance de calidad, ante un magisterio complaciente y un sindicalismo voraz con los líderes del SNTE y la CNTE.
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, volvió a recalcar que es necesario el regreso a clases presenciales en el país. Dentro de su conferencia matutina, en Palacio Nacional, hizo énfasis en que no se puede dejar solos a los niños frente a las televisiones o las tablets, pues necesitan socializar.
“Nos importa mucho el regreso a clases, es necesario porque no podemos dejar a los niños solos frente a los televisores o enfrente de las tablas de internet; no, eso debe ser transitorio, porque no se ha analizado el efecto que tiene, pero sin duda no es lo mismo que la escuela y la educación presencial”, recalcó repetidas veces.
Aseguró que hay problemas de deserción –titubeante–, con pausado lenguaje ratificó la falta de socialización, el que los niños y niñas no puedan reunirse, porque la escuela es su segundo hogar, la educación a distancia es demasiado individual, es estar mucho tiempo solos con una comunicación a través de equipos tecnológicos.
“Se requiere la escuela presencial. No nos podemos acostumbrar a estar todo el tiempo así”, resaltó. No reconoció que la Secretaría de Educación Pública instrumentó para dicho fin la estrategia denominada Aprende en Casa, misma que fue una simulación y fracaso diseñada fundamentalmente para ser ejecutada por televisión abierta a través del canal 11.
Y el costo millonario que se invirtió se fue simplemente a la basura, junto con la corrupción del expriísta Esteban Moctezuma Barragán, al no plantear una estrategia con los docentes, quienes están frente a grupo.
De acuerdo con un comunicado conjunto los titulares de dos dependencias federales, Delfina Gómez Álvarez (SEP) y Jorge Alcocer Varela (Salud), encabezan el trabajo para definir el retorno a las aulas, quienes –con todo respeto– no dan una acción asertiva en beneficio de la salud, menos será en la educación.
En el comunicado se resaltó el fortalecimiento en la atención psicoemocional para docentes y alumnos, dicho sea de paso fue en la VI Sesion de Consejo Técnico del 12 de Abril. Especial énfasis se hizo sobre la situación emocional de los docentes y su capacidad de resiliencia para poder guiar a alumnos y padres de familia, como si fuera suficiente un par de horas con cuestionarios mal estructurados para dar soporte emocional a los trabajadores de la educación quienes, en repetidas ocasiones, han mencionado la carga de trabajo se ha incrementado para todos.
En esta operación conjunta Educación-Salud se deja de lado la atención a la infraestructura escolar, como baños, agua potable, insumos de limpieza, entre otras, mediante el programa La escuela es nuestra, otra mentira y posible fracaso que sin duda traerá consecuencias dolorosas. Se debe brindar las condiciones para volver a las clases presenciales.
Sabemos que miles escuelas no están en óptimas circunstancias para su regreso, ya que han sido vandalizadas, entonces también deben revisar las realidades para que el regreso sea en los mejores ambientes para alumnos, docentes, administrativos y padres de familia, garantizándoles su salud con las principales disposiciones de higiene con insumos suficientes.
La tarea del docente debe partir de un diálogo abierto, que sea permanente entre el colectivo y su entorno social. La escuela de hoy tiene que abrirse inevitablemente a los diferentes contextos sociales y geográficos, ello exige replantearse el oficio del maestro, tanto en el aula como en la comunidad.
No es lo mismo trabajar en el centro de una ciudad que en la periferia, como tampoco lo es en contextos sociales relativamente estables que en lugares en donde se viven las tensiones propias de la violencia; no es lo mismo trabajar con alumnos que cuentan con todos los recursos que hacerlo en condiciones de enorme pobreza.
Ciertamente las clases por televisión y radio pueden asegurar una mayor cobertura y accesibilidad, pero se dejó de lado la eficiencia y equidad en la educación. Estudios e investigaciones pedagógicas serias concluían que la educación por televisión no garantizaba la adquisición de aprendizajes significativos, incluso se cataloga a esta modalidad como mera instrucción, es decir, que esta estrategia de la SEP federal no era garantía de que las niñas, niños y adolescentes aprendieran.
Los maestros mexicanos no debemos olvidar que el problema educativo es de justicia social, vivienda, salud, empleo, salarios bien pagados, etcétera, si hemos comprendido esto y que los problemas de la clase trabajadora son los mismos que padecemos nosotros, por pertenecer justamente a esa misma clase, tenemos que obrar en consecuencia.
Llamamos a los maestros mexicanos a reflexionar en pro de las familias más empobrecidas, ciertamente no tenemos muchas alternativas, habremos de cumplir con las clases a distancia, ya que en caso de no hacerlo hay sanciones administrativas y laborales, pero sin dejar de señalar que esto no servirá de mucho, sobre todo, debemos disponernos a remontar el rezago de nuestros estudiantes cuando nos encontremos de nuevo en las aulas, como siempre lo hemos hecho los buenos maestros mexicanos.
Las crisis nunca las han resuelto los funcionarios corruptos de la SEP, trajeados desde sus escritorios, la labor educativa la hemos hecho y la seguiremos haciendo, los mal llamados “obreros de la educación”; alcemos la voz para exigirle al gobierno federal, encabezado por López Obrador, que salvaguarde la vida de nuestra gente, que se garantice la atención médica, el alimento, apoyos económicos para los desempleados y la permanencia en el empleo para quien todavía lo tiene. Esta es la tarea del momento, de otra manera la historia y el pueblo, tarde o temprano nos lo reclamará.
Los maestros y el pueblo pobre de México no debemos olvidar en el futuro mediato lo que está ocurriendo: la manera tan oprobiosa en la que se nos trata, la gente que no tiene para comer, los pacientes que están muriendo en los hospitales porque el gobierno de la 4T no abastece a nuestros profesionales de la salud de los insumos necesarios para combatir al virus, la mala logística de la vacunación.
No olvidemos cómo el gobierno federal hace oídos sordos al clamor popular de las mujeres que piden auxilio y justicia; recordemos, llegado el momento, el abuso y abandono al que ha sido sometido el pueblo de nuestra patria, incluidos los maestros. Llegará el día en que toque el turno a los que hoy estamos sufriendo de cobrar caras estas afrentas.
Ahora bien, no queremos decir con esto que nos opongamos o desechemos por completo estas propuestas, sabemos que dichas herramientas son sólo un auxiliar más para enriquecer el proceso de enseñanza aprendizaje, pero en las condiciones de atraso técnico, didáctico y pedagógico de los estudiantes y maestros mexicanos (atraso provocado por las carencias históricas del sistema educativo mexicano) no se darán buenos resultados.
Lo cierto es que la difícil tarea del magisterio de nivelación académica de los alumnos, la haremos cuando regresemos a las aulas, una vez que la contingencia haya terminado, siempre y cuando no se les ocurra a los asesores de la SEP imponer otras burradas a la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, a quien le pedimos dejar la demagogia y cumplir con honestidad el lema sindical: “La educación al servicio del pueblo”. ¿Usted qué opina?