Por: Rodolfo Rivera Pacheco/ [email protected] [email protected]/ twitter: @rodolforiverap/ facebook: Juan Rodolfo Rivera Pacheco www.beapmexico.org
Al pie de la letra
En 2018, el partido fundado por Andrés Manuel López Obrador ganó sin problema las elecciones presidenciales, legislativas y locales (en los principales estados del país).
Pero en 2021 la historia es diferente y, con todo lo acontecido en las últimas semanas, muchos piensan que ha comenzado su ola descendente en preferencias electorales.
¿Esto es cierto? Veamos.
Lo he escrito desde hace varios años. Una cosa es que el líder y símbolo de Morena siga bien calificado y con aprobaciones indiscutibles por parte de la sociedad y otra que los miembros de su partido fueran líderes carismáticos como él. La realidad es que todos por debajo de AMLO se han venido peleando una y otra vez por ver quiénes lo sucederán, quiénes serán candidatos y quiénes controlan el partido.
¿Resultado? Hoy, cuando los miembros de Morena no deberían preocuparse por la elección 2021 (gracias, insisto, al enorme apoyo social que tiene el presidente en funciones y fundador), están sumamente cuestionados por la sociedad y ya no traen el arrastre electoral indiscutible de hace tres años. Y sin embargo… aún pueden ganar las elecciones en la mayoría de distritos.
Pero de que han bajado en preferencias, han bajado.
Y mucho se debe a sus pleitos internos interminables por las candidaturas y el control del partido. En muy pocos años, Morena sufre lo que han sufrido todos los partidos importantes (con posibilidad de ganar, pues): lucha interna por los liderazgos y el control de candidaturas. Cosa que también es normal, por cierto, en todos los partidos en el poder.
Y también, desde luego, al desgaste de sus gobernantes, que no han podido resolver todos los problemas en sus comunidades (estados o municipios) y hoy se dan cuenta de que no es lo mismo ser oposición crítica implacable que gobierno en funciones: acotado, con recursos escasos y con naturales inquietudes de corrupción como todos.
Pero la pregunta es si Morena sobrevivirá a la época post-AMLO. Y todo parece indicar que no. Son demasiados grupos e intereses, que lo llevarán a pelear una y otra vez, hasta que se “perredice” (de PRD) y sus hordas (ya no tribus, esas eran moderadas) se destrocen y terminen por ser aborrecidas por la gente poco a poco y en cada lugar en tiempos distintos, aunque puntualmente.
Quiero ver, por ejemplo, si Claudia Sheinbaum es la candidata presidencial en 2024. ¿Qué harán, entre otros, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal y sus grupos, si ya se han “sacrificado” en ocasiones anteriores?
Más los que se sumen en tres años. Alguno quizás se salga del partido y busque otra opción para aspirar a la Presidencia. Pero de que el pleito será histórico, eso ya es indudable.
Quiero ver, por ejemplo, si Claudia Rivera gana su reelección para la alcaldía de Puebla y se convierte ipso facto en precandidata a la gubernatura; qué harán Alejandro Armenta, Ignacio Mier, Rodrigo Abdala o el propio gobernador Miguel Barbosa y lo que queda de su grupo para detenerla o descarrilarla. ¿Alguno se irá del partido?
¿Qué harán los distintos “líderes” (o quienes creen serlo) para aceptar que no serán candidatos a diputados o senadores? ¿Lo aceptarán de buena gana y apoyarán a “su partido” o se largarán y ahora serán sus más feroces críticos (como hoy hay tantos “anti-AMLO”, cuando antes era el mejor presidente de la historia… Migoyas, Cárdenas y otros tantos más).
Y en todos los municipios está sucediendo lo mismo. Al no obtener la candidatura, no pocos impugnaron o se fueron a otro partido.
Pero los pleitos han sido muy visibles y en cada localidad eso termina por hastiar a los electores, que lo único que piden es que los gobiernen decorosamente.
Entonces, ¿qué pasará el 6 de junio? ¿Ya perdió Morena por los pleitos interminables en la mayoría de sitios? No, hasta eso. Morena ganará en muchos lugares, pero también perderá en otros. Ya no es ni volverá a ser la “aplanadora” de 2018.
Tenía todo para mantenerse en el poder. Y hoy tiene todo para perderlo.
Normal. Es la historia de la izquierda mundial y mexicana. Ellos mismos son sus peores enemigos.
En el PRIANRD sonríen.