En México todavía fuman más los varones que las mujeres, en una relación aproximada de dos a uno; sin embargo, es preocupante que esta práctica se presenta cada vez más en grupos más jóvenes: niños de 10 años aparecen en las encuestas epidemiológicas, porque comienzan a fumar a esa edad, explicó Guadalupe Ponciano Rodríguez, coordinadora del Programa de Investigación y Prevención del Tabaquismo de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Además, va en aumento el número de mujeres que fuma, lo cual es también preocupante porque son más susceptibles a desarrollar enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y a hacerse adictas; en alguna etapa de su vida adulta encontrarán muy difícil dejar de fumar, aunque estén embarazadas.
En el marco del Día Mundial sin Tabaco que se conmemora este 31 de mayo, la investigadora de la UNAM explicó que en el grupo de 10 a 19 años la prevalencia es de aproximadamente seis por ciento; es decir, un millón de niños y adolescentes ya están fumando.
El promedio de edad de inicio es de 14 años y eso es grave porque la nicotina es una droga adictiva, incluso más que la cocaína o la heroína por su comportamiento farmacológico, con un fuerte impacto en el cerebro que terminará de madurar hasta los 21 a los 24 años, los cerebros jóvenes son más susceptibles a las drogas y se hacen adictos más rápidamente, advierte la universitaria.
Además, el tabaco es conocido como “droga puerta de entrada”: los jóvenes que fuman tabaco, tienen trece veces más riesgo de empezar a fumar marihuana y de consumir alcohol.
A pesar de que la ley prohíbe la venta de cigarrillos a menores, en la realidad la restricción es nula. “Se les venden porque se asume que son para el papá o la mamá. Además, los adquieren por unidad”. A eso hay que sumar que la industria aprovechó la pandemia para utilizar de manera indiscriminada las redes sociales y vender por internet cigarrillos electrónicos, vapeadores y otros sistemas electrónicos de administración de nicotina.
Afectaciones por fumar
El tabaco, recordó Guadalupe Ponciano, afecta de manera importante el aparato respiratorio de las personas y en ocasiones ese daño es irreversible; “hablamos de siete mil sustancias químicas en el humo de tabaco, de las cuales alrededor de 250 son altamente tóxicas, y 60 o 70, dependiendo del tipo de tabaco, producen cáncer”.
De ahí que las enfermedades más frecuentes asociadas con el tabaquismo son el enfisema y la bronquitis crónica, y cuando se presentan juntas, EPOC.
En ese caso se presenta destrucción del tejido alveolar al grado que el paciente podría necesitar terapia de sustitución de oxígeno, ya que hasta bañarse o vestirse le generaría una terrible fatiga.
También son frecuentes las infecciones respiratorias, neumonías atípicas que no responden bien a los antibióticos, y el asma, sobre todo en niños fumadores pasivos expuestos al humo de tabaco. También el cáncer de pulmón y, por supuesto, la COVID-19, ya que el riesgo de adquirir el coronavirus es del doble respecto a los no fumadores, y más del doble de requerir hospitalización, así como ventilación mecánica.(La Crónica de Hoy)