Dr. Anselmo Salvador Chávez Capó / Profesor Investigador de la UPAEP
Petróleos Mexicanos adquirió el pasado 24 de mayo la totalidad de la refinería Deer Park, ubicada en Houston, Texas. Como lo anunció el presidente Andrés Manuel López Obrador, en su conferencia de ese día, se debe considerar que Pemex ya tenía una participación de 50% en las instalaciones, ya que la otra mitad pertenecía a la empresa anglo-neerlandesa Shell Oil Company.
De acuerdo con la información proporcionada, el Gobierno de México pagará 596 millones de dólares para hacerse de las acciones y asimismo se debe considerar que de acuerdo a la carta compromiso, la empresa productora del estado a nombre del gobierno mexicano adquirió también la responsabilidad de pagar una ceuda de 980 millones.
Se debe destacar que las utilidades de la planta operada por Shell han venido a la baja, sin embargo, el gobierno mexicano señaló que los malos resultados se deben a la pandemia de COVID-19.
Esta operación es un proceso estratégico de Royal Dutch Shell, la cual anunció la venta de una segunda refinería en los Estados Unidos, ya que la compañía busca ahora centrar su negocio en la producción de productos químicos y la generación de energía limpia.
Asimismo, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, informó que los recursos para comprar la refinería provienen del Fondo para la Atención de Emergencias (FONDEN) y de Banobras, que destinará 30 mil millones de pesos para la compra de la planta en Texas y la construcción de la planta coquizadora de Tula, señalando que de los recursos disponibles del fondo se reservaron 10 mil millones para los afectados de las inundaciones en Tabasco, Veracruz y Chiapas, y el dinero restante se utilizará para su plan para producir más gasolina.
Los efectos son inmediatos: Moody’s rebajó este jueves la calificación senior a la refinería Deer Park, a Baa3 desde Baa2 con posibilidad de una nueva revisión a la baja. La calificación ‘Baa3’ es el último escalón antes de que la nota caiga en grado especulativo o ‘basura’, que son las que se ubican en el grado ‘Ba’, de acuerdo con el escalafón de Moody’s. Según la definición de la firma, las calificaciones ‘Baaa’ se consideran de grado intermedio y están sujetas a un riesgo crediticio moderado, por lo que pueden presentar, de hecho, ciertas características especulativas.
Lo que se debe considerar de esta compra, es que en todo el mundo el apetito por la refinación del petróleo para convertirlo en combustibles está decayendo, mientras que México procede a subir la apuesta a esta energía fósil no renovable, así como a la generación de energía eléctrica con carbón, navegando a contra corriente de las tendencias mundiales.
De hecho, la principal razón por la que la compañía holandesa está vendiendo sus activos en este campo es debido a que para el año 2050 se espera que la compañía tengo cero emisiones de CO2. Mientras todo el mundo está viendo para ese año, nosotros estamos volteando para 1970.
La pregunta es ¿qué tan conveniente es que nuestro futuro, sea nuestro pasado?
Que por cierto no fue nada digno de escribir a casa.