Diana López Silva
Una situación complicada es la que enfrentan los salones de fiestas, luego de que las autoridades estatales les exigen aplicar pruebas de hisopado al 100% de los asistentes a eventos, cuyo costo fluctúa entre 200 y 500 pesos.
Aunque desde abril de este año se les permite funcionar con restricciones de aforo, la exigencia de que realicen pruebas rápidas de COVID-19 ha elevado los costos de eventos hasta en 200%, lo que aleja a los clientes de este tipo de recintos.
Ante la pandemia, aproximadamente siete de cada diez salones sociales ha dejado de operar en Puebla, informó Daniel Pérez Varela, presidente de la Asociación Poblana de Salones Sociales y Jardines para Eventos.
Al presentar la recién creada organización, estimó que 70% de los establecimientos han dejado de funcionar o cambiaron de giro por problemas financieros para mantener su negocio, al permanecer cerrados por tanto tiempo.
Con base en datos del Inegi, señaló que en Puebla hay mil 500 salones de fiestas, y la mayoría pasa por una situación difícil para mantenerse en operaciones.
Pérez Varela recordó que en temporadas altas como las fiestas de graduación y de fin de año, el sector generaba ingresos de 180 millones de pesos, así como 20 mil empleos directos, entre meseros, cocineros y personal administrativo.