Es Relativo
GUILLERMO PACHECO PULIDO
Se ha dicho por los filósofos de todos los tiempos que la mejor obra de arte es el ser humano: hombre y mujer.
Que el arte es la mejor expresión humana surgida en todos los espacios y tiempos.
Existen diversas formas para clasificar esos actos de arte, sus tiempos y épocas, como el caso de la pintura, que apareció y continúa existiendo en la época prehispánica, en la medieval, en la moderna, en la contemporánea y hasta en la denominada postmoderna.
La pintura (poema sin palabras) es una de las siete bellas artes y una de las formas de expresión más antigua que data de la prehistoria. Como prueba las pinturas rupestres (del latín “rupes”: roca o piedra) en la cueva de Altamira, en España; en la cueva de Lascaux, en París, y en las cuevas de la Isla de Célebes, en Indonesia.
Ratificamos que todas las expresiones de arte forman parte de la actividad y presencia del ser humano en esas siete vivencias que son la pintura, la escultura, la arquitectura, la música, la danza, la literatura y el cine, porque, decía José Luis Cuevas, en toda obra de arte hay un poco de magia.
Decíamos que en toda manifestación artística está la esencia del ser humano.
Por ejemplo, el escultor siempre estará pensando, soñando, idealizando el mármol. No puede ya separarse de él; forma parte de su materia y su espíritu.
En el caso de la pintura, se ha señalado que la obra más destacada en el mundo es la denominada “Mona Lisa”, hecha por la inspiración de Leonardo da Vinci.
Se señala que la obra en pintura más destacada en nuestro país es la de la mexicana Frida Kahlo Calderón denominada “Las dos Fridas”.
Desde luego que mis comentarios son sólo eso, tendientes a reconocer que hay y han existido muchísimos artistas en todas las manifestaciones humanas artísticas.
Llegamos a Puebla, que es indiscutiblemente un estado con importantes artistas en todas las expresiones del arte mismo.
Tengo que aceptar que este artículo periodístico tiene que ser muy breve, razón por la cual se omiten los nombres de artistas orgullo de nuestra entidad.
Mencionaré por ahora a la maestra Leticia Morales Bojalil, destacada artista poblana, maestra de artes plásticas.
Cursó su maestría en la ciudad de Puebla, en la prestigiada Universidad del Arte Unarte, independiente de ejercer la profesión de administrador de empresas, egresada de la Universidad de las Américas Puebla.
Leticia desde pequeña es una enamorada de las manifestaciones artísticas.
Ella destaca a nivel local y nacional y posee un reconocimiento internacional, en su calidad de pintora, escultora y fotógrafa; actividades, entre otras, que la han llevado a la creación de instituciones culturales, unas, y otras dedicadas a la enseñanza.
Fue objeto de reconocimiento nacional por su exposición “Evanescencia”, establecida en el Museo Internacional Barroco de nuestra entidad poblana.
En dicho acto, el presentador dijo que la obra artística de Leticia reúne las características de la excelencia, porque tiene y reúne claridad, veracidad, posesión, pertenencia, profundidad, amplitud y lógica.
No soy crítico o comentarista de arte, pero creo que en algo se conoce a los seres humanos y por ello estimo que Leticia Morales Bojalil es principalmente en el arte de la pintura y, en general, un ser humano que se autoconstruye, que se autoconoce, se descubre en el arte a partir de materializarse en sus obras, como la pintura, que son producto de sus sueños, de sus esperanzas, que están encerrados en su otro yo de su alma y sólo pertenecen a ella, y que se las comunicó a sus pinceles, a sus instrumentos de trabajo, que son los únicos que conocen los secretos de su creadora.
Pero –siempre hay un pero– sus obras no guardan el secreto de sus esperanzas, sus recuerdos, sus lágrimas, y el intérprete de esas obras las analiza y descubre el alma del artista, trabajo difícil porque, además, las obras de arte no tienen palabra.
La pintura es un lenguaje que no entienden los demás seres humanos; tienen que profundizar en un tiempo, espacio y formas de las obras para tratar de descubrir esos secretos.
Las exposiciones de las obras artísticas dan la oportunidad a otros seres humanos, que caminan por los senderos del arte, de descubrir las palabras que se creen silenciosas. Él interpreta, por eso es intérprete, y recuerda que el arte no se queda en las palabras “me gusta” o “no me gusta”; el arte hay que sentirlo, sin olvidar que el intérprete a veces cree en lo que ve y ve en su expresión más allá de una realidad que es utópica, porque la verdad se la guardó el artista.
Un crítico severo en el arte dijo de Leticia Morales que su vasta obra tiene la dimensión de ser ella misma, de no imitar, y lograr lo más importante: ser auténtica, que es la característica más trascendental de un artista como ser humano, como Leticia Morales Bojalil.
Parodiando al jugador Ronaldo: Leticia no trata de ser la mejor, sino la mejor de sí misma; esa es la realización espiritual de valerse a sí mismo a través de sus obras.
Podríamos concluir, como señaló Picasso, que un artista debe poner al frente su alma, quitarle el polvo a la rutina de la vista y dar vida a obras de arte para dar vigencia a los demás seres humanos. Así es el arte de Leticia Morales Bojalil.
Su obra contiene la existencia que crea, se arriesga e improvisa; se decide y actúa; se equivoca, crece, se exige más; se reta ella misma, se realiza y se sublima;vence, conquista y triunfa.
Esa es la realidad y la personalidad de su producción artística.