Es relativo
Lic. Guillermo Pacheco Pulido
¡Ya soltaron al tigre, a ver quién puede amarrarlo!
¡Esa gallinita quiere su maíz!
¡Mátalos en caliente…!
¡Poca política y mucha administración!
¡Pan o palo!
Estas son frases de Porfirio Díaz; muchas de ellas se convirtieron en ley en la época revolucionaria mexicana.
Y esta otra es frase vigente de Venustiano Carranza: ¡Revolución que transa es revolución que fracasa!
Voy a comentar actos desarrollados por una persona.
Estimo que meterse en las almas o carácter de los demás no es nada fácil, y creo que ni se puede hacer.
Cuando nos atrevemos a decir y afirmar cómo es el carácter de una persona, seguro que no lo lograremos.
Tal vez esta sentencia bíblica nos acerque más a una interpretación del carácter: “por sus frutos los conoceréis” es decir que el naranjal da o produce solo naranjas, si produce uvas, entonces no es naranjal. Así, el hombre: su carácter es bueno o malo según lo que produzca.
Al respecto muchos autores dicen: “Se puede apreciar el carácter de un hombre, en la forma en que recibe la alabanza” (Séneca Anneo); “los hombres de genio son admirados, los hombres ricos son envidiados, los hombres poderosos son temidos, pero solamente los hombres de carácter son confiables” (Alfred Adler).
“Cada hombre tiene tres carácteres, el que exhibe, el que tiene, y el que cree tener” (Anónimo).
“El carácter es aquello que revela la finalidad moral, poniendo de manifiesto la clase de cosas que un hombre prefiere o evita” (Aristóteles).
“El carácter es como el acróstico o la estrofa alejandrina: puede leerse desde el principio, desde el final o en cruz; siempre dice lo mismo” (Emerson).
“El que no puede sobrellevar lo malo, no vive para ver lo bueno” (proverbio judío).
“El carácter, virtud de los tiempos difíciles” (Charles de Gaulle), especialmente para el que gobierna.
“El verdadero carácter siempre aparece en las grandes circunstancias” (Napoleón Bonaparte).
Total, como decíamos, no es fácil describir el carácter de las personas y menos afirmar cual carácter define lo que se piensa, lo que se hace o lo que se dice; las circunstancias son las generadoras del carácter y a veces lo modifican.
He señalado lo anterior porque voy a tratar de comentar a un hombre que estimo sirvió a México con su propia vida: Francisco I. Madero. Y dejó a estas generaciones el ideal a la democracia.
Algunos historiadores dicen que fue un hombre de carácter bueno, otros, que fue un ser humano de espíritu sensible, forma de carácter que le impidió gobernar al país con eficacia, esa es una atrevida conceptuación.
Independiente de su carácter, sí se puede afirmar que fuee un patriota, un hombre que entendió su tiempo y el futuro de nuestra nación; las circunstancias no formaron su carácter. Fue firme en sus convicciones.
Se afirma que Francisco Ignacio Madero practicó el espiritismo, que su biblioteca era espiritista. El autor del libro La revolución de los espíritus señala que el espiritismo en Madero fue una filosofía en cierto modo cívica que marcó el rumbo de todos los actos de su vida pública y privada.
Fuee un credo religioso que lo encaminó a restaurar el liberalismo en su más pura expresión. Su fe en la democracia, la defensa de la libertad y su respeto por la dignidad humana abrevaban innegablemente en las aguas del espiritismo.
La doctrina espíritu fue la columna vertebral de la convicción personal que lo llevó a encabezar la cruzada democrática que transformó la historia de México.
Si el espiritismo busca el bienestar del ser humano, entonces el espiritismo tiende a hacer a los hombres buenos. Los frutos del espiritismo de Madero fueron buenos, porque no pensaba mal para nadie, ni quería dañar a nadie. Ejemplo: perdonó a los amigos que se convirtieron en sus enemigos y que le causaron la muerte.
Algunos señalan su bondad, como error, porque dicen que Madero debió actuar con suma dureza y no lo hizo. Otros indican que fue coherente con sus convicciones y sus decisiones; la coherencia es propia de los hombres patriotas.
Madero expide un gran documento que fue el Plan de San Luis, convocando a una revolución para suprimir al gobierno de Porfirio Díaz, como así lo logró. El Plan sostuvo el principio “sufragio efectivo, no reelección”.
Después de muchos esfuerzos, es electo por una gran mayoría como presidente de México.
Fue un hombre bueno, lo que género que mucha población le retirara su apoyo, y que la gran mayoría de la prensa estuviera en su contra; no se lee dejo gobernar, además, por lo siguiente:
1. Surgió el Plan de Ayala en contra de Madero, signado por Emiliano Zapata, en el que desconocía al iniciador de la Revolución acusándolo de haber traicionado como presidente a las causas campesinas.
2. Surgió el Plan “Pacto de la empacadora”, por el que se desconocía a Madero como presidente de México. Se conoció también como “Plan orozquista” y surgió porque se decía que Madero había traicionado como presidente al Plan de San Luis.
3. Surgió el Plan de la Soledad, publicado por Bernardo Reyes, desconociendo a Madero como presidente de México.
4. Surgió el “Pacto de la Embajada”, en el que se acordó que Madero dejara la Presidencia de la República y en su lugar quedara Victoriano Huerta; se conoce también como “Pacto de la Ciudadela”.
Invito a leer el Plan de San Luis; de ahí definiremos el carácter de Francisco I. Madero: firme, sólido, prudente, humano, patriota y visionario.
Sabía que era mejor la democracia que la dictadura para gobernar al pueblo.
Pero olvidó que las raíces de la dictadura viven entre los que se benefician de ella.
Francisco I. Madero fue un hombre con su propia personalidad, siempre actuando con visión democrática y buscando el mejoramiento de los marginados, de los grupos humanos dedicados a las labores del campo y al trabajo.
Tal vez una acción política que generó problemas consistió en no haber dictado, desde el inicio mismo de su mandato, las disposiciones agrarias y obreras ofrecidas en especial a Emiliano Zapata y Pancho Villa. La historia lo dirá.
Tal como le pasó a Venustiano Carranza, había traiciones, injurias, supuestos planes “políticos”, envidias, homicidios, rencores y ambiciones apoyados por el 30-30.
Sin embargo, fue una diferencia absoluta que se dioo entre la dictadura porfirista y la bonhomía de Madero; esto último generó que la liberad otorgada por el revolucionario a la población fuera usada en contra suya, como lo señala la historia.
Al partir Porfirio Díaz para Francia se acabó el movimiento de armas revolucionario y se inició la lucha por el poder. De ahí la historia real de México en su vida política.
Tal vez sea válida la frase de Carranza. “Revolución que tranza Revolución que fracasa”. Se discutió si se habían traicionado los ideales revolucionarios, si habían fracasado sus postulados. Alguien señaló que fracasó porque no entró en las aulas educativas en su verdadera dimensión y objetividad, se quedó guardada en la 30-30.
A lo mejor a las personas mayores ya se les olvidaron los fines de la Revolución, y a los jóvenes les falta compenetrarse en esa historia: Decía Marco Tulio Cicerón que mejor regalo para la República es que los jóvenes estudien y conozcan las grandezas de su historia.
Nos queda ahora sólo preguntar sobre la salud del tigre del que nos habló Porfirio Díaz.