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Ayer comenzó la musulmana “Fiesta del sacrificio” que recuerda que Abraham estuvo dispuesto a sacrificar a su primogénito, Ismael. Para el mundo cristiano, el relato bíblico dice que ello ocurrió con el segundo hijo, Isaac.
Es, después del fin del Ramadán, la fiesta más grande para seguidores del Islam.
El ritual de esta fiesta ordena a cada familia sacrificar una oveja o un cordero y dividir la carne en tres porciones, una para los más pobres.
Tras dos años vetada para extranjeros por la pandemia de COVID-19, este año, la peregrinación a la ciudad sagrada del Islam, La Meca, se abrió al mundo.