Palabra de Mujer
Rocío García Olmedo
Al señor presidente de la República se le ha olvidado en muchas ocasiones este dicho.
Esta expresión popular nos advierte que hay que ser cuidadosos con lo que decimos y con lo que hacemos, ya que puede volverse en nuestra contra.
Él mismo, hace unos días, hizo público que hablaba con el hoy expresidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) Arturo Zaldívar y respetuosamente interveníamos” –dijo– cuando había un asunto judicial que se le complicara.
Graves, muy graves declaraciones que evidencian que la actual ministra Norma Piña ha cumplido el principio de independencia judicial desde que asumió la presidencia de la Corte. Se entiende el enojo del presidente contra ella porque no ha podido tener esas “intervenciones respetuosas”.
Lamentable, conocer las componendas y complicidades que traían. Queda al descubierto que el exministro Zaldívar violó el principio de independencia judicial.
Se entiende entonces por qué es actualmente asesor en la campaña de la señora candidata del señor presidente y, por cierto, tampoco ha renunciado a ninguna de las prestaciones que el presidente critica.
Bajo esta lógica, ¿será entonces que el presidente haya designado a su candidata con el único fin de controlarla si gana la elección, como lo ha venido haciendo, para mantener su influencia y su poder aún después de que concluya su cargo?
¿Será que por eso en los cargos que ha venido dando coloca a personajes que –como se ha difundido– deben tener como requisito el 90% de lealtad hacia él, aunque solo tengan el 10% de conocimiento, para continuar manteniendo su control más allá de su sexenio?
Porque todas sus conductas se miran engañosas. Bueno, hasta las últimas iniciativas que ha presentado evidencian una agenda transexenal, ¿no que se iba a retirar al término de su gobierno?
O será que espera para ese momento ser tan respetuoso como cuando “respetuosamente” intervenía en asuntos del Poder Judicial con el expresidente Arturo Zaldívar.
Mucho que pensar sobre todos estos acontecimientos que lo mismo reconocen sus “intervenciones respetuosas” en otros poderes o instituciones autónomas que ponen en riesgo a muchas personas al difundir sus datos personales; en todo, provocando su permanente polarización y confrontación.
Qué tristeza para el país, desenmascarar conductas totalmente indebidas y violatorias de nuestra Constitución.
¿Cuántas cosas más por enterarnos habrá? Sin duda, “el pez por su propia boca muere”.