Por: Adolfo Flores Fragoso / afloresfragoso@gmail.com
¿Por qué una calle de Guadalajara (Jalisco) fue nombrada Eutimio Pinzón y en Puebla ni quien lo conozca?
En un enfrentamiento con los conservadores (1858), el coronel Pinzón defendió con cuerpo y tropa un ranchito de San Miguel Pocitlán (Jalisco), donde los liberales escondían un próspero arsenal para ser utilizado durante lo que hoy llamamos Guerra de la Reforma.
Fue en la casi desconocida “batalla de Guadalajara” donde a Eutimio le incautaron escondidas armas, y sufrió una derrota más moral que militar: todos sus oficiales y algunos de sus soldados fueron torturados y fusilados por los conservadores.
¿Por qué una calle de Guadalajara (Jalisco) es nombrada Eutimio Pinzón, siendo efímero defensor de aquella ciudad y, en Puebla, gran militar valiente de esta ciudad, pero ni quien lo conozca?
Ejemplar defensor de la nombrada “perla tapatía”, pero poblanamente ignorado en Puebla.
Siempre tan común: un no poblano poblanamente desconocido.
La leyenda urbana cuenta que después del enfrentamiento del 5 de mayo de 1862, Porfirio Díaz ordenó a Ignacio Zaragoza establecer un frente en las Cumbres con la asesoría y apoyo de Eutimio, en aquel punto donde los franceses reorganizaron su nuevo ataque.
Zaragoza murió en septiembre por cierta enfermedad y Eutimio asumió la responsabilidad de la nueva defensa de la ciudad.
Ralph Roeder, en su libro Juárez y su México (1980) lo documenta, pero con un dato adicional: de fracasar la defensa en el frente veracruzano, el “plan B” era esperar a los franceses en diferentes puntos de ingreso a Puebla para –con grandes contingentes militares–, enfrentarlos frente a frente. Frentes contra frentes, literalmente hablando.
Lo cierto es que después de aquella triunfante defensa pasada –no escrita en libros– en el templo de los Remedios de la Puebla de los Ángeles (5 de mayo de 1862), en una posterior tarde de 1863 en esa misma parroquia, Eutimio Pinzón esperó, luchó, resistió, gritó su amor por esta ciudad (sin ser de aquí), instruyó, ordenó, se desangró, calladamente lloró, oró, imploró, y volvió a orar hasta ser derrotado por los franceses en su defensa del templo Los Remedios, lo que dio paso a uno más de los caminos de lo que fue el muy triste, desastroso, humillante y terrible sitio de Puebla.
Una derrota poblana tan triste como solitaria en las páginas de nuestra historia.
En una Puebla ya sin héroes ni apellidos.
Pero al igual que con sus muertos de Pocitlán (Jalisco), Eutimio sobrevivió y encabezó, con escasa mas visionaria fuerza, la expulsión de los franceses meses después, limpiando del sitio a Puebla.
Defensor de Guadalajara (Jalisco) y de la Puebla de los Ángeles.
Aquí le tocó no morir.
Sabedor de sus fracasos.
Ignorante de sus triunfos.
Tan sin calle con su nombre en Puebla.
Eutimio.
El inocente, pero temerario héroe coronel Eutimio, leal subalterno de Porfirio Díaz, pero hoy sin un monumento ni calle con su nombre en la Puebla de los Ángeles.
Eutimio sin calle con su nombre.