Por: Dr. José Manuel Nieto Jalil / Director del Departamento Regional de Ciencias en la Región Centro-Sur. Tecnológico de Monterrey Campus Puebla
La teoría del Big Bang o gran explosión, supone que, hace entre 13 mil 700 y 13 mil 900 millones de años, toda la materia del Universo estaba concentrada en una zona extraordinariamente pequeña del espacio, un único punto, y explotó. La materia salió impulsada con gran energía en todas direcciones. Esta teoría surgió de la observación del alejamiento a gran velocidad de otras galaxias respecto a la nuestra en todas direcciones, como si hubieran sido repelidas por una antigua fuerza explosiva. La teoría inflacionaria de Alan Guth intenta explicar el origen y los primeros instantes del Universo. Se basa en estudios sobre campos gravitatorios fortísimos, como los que hay cerca de un agujero negro.
Por otro lado, hace cuatro mil 500 millones de años la Tierra primitiva era bombardeada por restos planetarios del joven Sistema Solar, meteoritos, cometas y asteroides. La lluvia cósmica duró millones de años. Los cometas, meteoritos y el polvo estelar contienen materia orgánica. Las moléculas orgánicas son comunes en las zonas del Sistema Solar exterior, que es de donde provienen los cometas. Todo lo que hemos aprendido acerca de otros planetas y la diversidad de la vida en la Tierra nos lleva a pensar que hay abundante vida en otras partes del Universo y nos lleva a pensar que deberíamos de haber contactado con civilizaciones extraterrestres.
Desde que nuestros ancestros fueron conscientes de su propia existencia, siempre nos ha preocupado saber si estamos solos en el Universo. Los científicos que tratan de responder a este asunto han desarrollado hipótesis muy diversas.
El escanear las ondas de radio ha sido desde entonces la vía más usada en la búsqueda de inteligencia extraterrestre. Desde hace años se rastrean huellas alienígenas en el espacio, muchos astrónomos han escudriñado el firmamento durante décadas en busca de señales de otra civilización, sólo domina el silencio, la gran interrogación es: ¿Hay vida inteligente en el Universo?
La paradoja de Enrico Fermi formulada en 1950 por el premio Nobel de Física plantea que, si en nuestro planeta ha surgido vida inteligente y hay miles de millones de estrellas en la galaxia, también ha podido ocurrir lo mismo en algún otro lugar.
Pero, en ese caso, ¿cómo es posible que no hayamos tenido noticia de otras formasde vida inteligente fuera de la Tierra? La respuesta a esta pregunta podría incluir que la vida es rara, las culturas inteligentes se destruyen a sí mismas inevitablemente, los seres inteligentes no han llegado hasta aquí o lo han hecho, pero no quieren revelar su presencia.
Existen diferentes hipótesis que tratan de explicar por qué no hemos podido constatar vida fuera de nuestro planeta y otras que consideran que ya nos han visitado e incluso conviven con nosotros. Una de la hipótesis más conocida, la panspermia plantea que la vida no se originó en la Tierra, sino que a nuestro planeta han llegado, y llegan actualmente, organismos completos, tanto vegetales como animales, y no solo moléculas orgánicas, como se creía hasta ahora. Organismos que pueden dar lugar a nuevas líneas evolutivas, a explosiones de vida como la que sucedió hace casi 500 millones de años en el Cámbrico, o adaptarse a las condiciones de nuestro mundo y prosperar en él.
Hoy sabemos que existen microorganismos capaces de sobrevivir a las duras condiciones espaciales y la posibilidad de que, a través de impactos, estos organismos salieran despedidos de sus planetas de origen y fueran depositados después en otros lugares por cometas o asteroides. La vida bacteriana es la más resistente que se conoce.
Se han reanimado bacterias que estuvieron bajo el hielo ártico durante decenas de miles de años. Por otra parte, algunas bacterias llevadas a la Luna en 1967 por la Surveyor 3 se reanimaron al traerlas de vuelta tres años más tarde. Cada día son más los investigadores apoyan la teoría de la panspermia, en la que la vida se dispersa por la galaxia. Virus, bacterias y quizás huevos de animales podrían haber llegado a la Tierra procedentes de otros lugares.
Otras de las hipótesis hacer referencia a la desaparición de una civilización anterior a nosotros. Algunos científicos creen que una especie tecnológica podría haber existido en nuestro sistema solar en una época anterior al surgimiento de la humanidad en la Tierra y consideran que su desaparición se ha debido a una catástrofe como el impacto de un gran asteroide con capacidad de extinción, o provocada por la propia civilización por una catástrofe climática global.
Una tercera hipótesis hace referencia al efecto gorila cósmico. Plantean que cuando tratamos de descubrir señales inteligentes no terrícolas, quizá estas se manifiestan en dimensiones que escapan a nuestra percepción, como las desconocidas materia y energía oscuras. Nuestra concepción del espacio está limitada por nuestro cerebro, y puede que tengamos las señales inteligentes encima y no las veamos.
Adicionalmente existen otras como la teoría del fósforo que plantea “sean cuales sean las condiciones de un planeta, la vida no surgirá en él si no hay una cantidad suficiente de fósforo”. Otra hipótesis se centra en el hecho que no hemos contactado otras civilizaciones extraterrestres porque pueden estar atrapadas por la gravedad de sus planetas.
La inmensidad del Universo, combinado con nuestras limitadas búsquedas hasta la fecha, implica que cualquier sonda exploratoria no tripulada de origen extraterrestre podría habernos pasado inadvertida. Artefactos extraterrestres pueden existir en el Sistema Solar sin nuestro conocimiento, simplemente porque todavía no hemos buscado lo suficiente.