Por: Guadalupe Juárez
En Puebla se encuentran entre 11 mil 317 y 19 mil 500 niños, niñas y adolescentes en riesgo de ser reclutados o utilizados por grupos delictivos.
Lo anterior se desprende del informe Reclutamiento y Utilización de niñas, niños y adolescentes en México, elaborado por el Observatorio Nacional Ciudadano y la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), presentado esta semana.
Se considera grupo de riesgo a los menores de edad que no asisten a la escuela y trabajan en la entidad, de la que se observan los índices delictivos. Estas actividades en las que niños y adolescentes ganan dinero pueden ser ilegales. Además, se toma en cuenta adolecentes que ya no son solteros.
Puebla se ubica entre las cinco entidades que concentran 55% de la población de menores de 17 años que podrían dedicarse a alguna actividad ilícita, con 7.8%.
Estado de México registra 9.7% , Jalisco 8.6%, Chiapas 8.1%, Guanajuato 7.3%, Veracruz 7.2% y Michoacán 6.5%.
Las condiciones de vulnerabilidad para los menores de edad se incrementan durante la pandemia por COVID-19, advierten, ya que en los hogares, tras la pérdida de empleos, niñas y niños se ven orillados a trabajar en la informalidad y, por tanto, están más expuestos a las redes criminales.
Esto, porque son una población que menos ejercen sus derechos, como a asistir a la escuela.
¿QUIÉNES LOS ENROLAN?
De acuerdo con el documento, entre los actores principales del reclutamiento se encuentran familiares dedicados a actividades ilicitas y delincuentes que pueden “engancharlos” a través de engaños o promesas de trabajo.
En este sistema se encuentran involucrados policías ministeriales, de investigación y la sociedad en general.
Se da en un contexto social, donde los grupos delictivos ocupan un puesto importante dentro de las comunidades, ya sea con la entrega de despensas, oportunidades de empleo o con la promesa de protegerlos y brindarles seguridad.
Y cuando son prácticas familiares o de pandillas, participar en la perpetración de delitos ya es parte del ser y hacer de niñas, niños y adolescentes.
Los puestos a los que acceden –explica el informe de la Redim– son para tareas de mensajería, halconeo, empaquetado, distribución al menudeo, y poco a poco con capacitación y adiestramiento son utilizados como gatilleros y sicarios, cobro de extorsiones, rescates de secuestros y cobro de piso con la promesa se llegar hasta jefes de plaza.
Para que salgan de esa situación con grupos criminales los niñas, niños y adolescentes, sólo tienen tres opciones: detención, homicidio o desaparición, pues la reinserción a la sociedad se lograría sólo con la desmovilización de las redes delictivas.