Notas para una defensa de emergencia
Dr. Silvino Vergara Nava / correo: [email protected] web: parmenasradio.org
Décimo quinto.- Las reformas a los artículos…de esta Constitución
entrarán en vigor el 1 de diciembre de 2018, por lo que el período
presidencial comprendido entre los años 2018 y 2024 iniciará
el 1o. de diciembre de 2018 y concluirá el 30 de septiembre de 2024
Reforma constitucional del 10 de febrero de 2014
Esta ocasión, por la reforma constitucional publicada en el Diario Oficial de la Federación el 10 de febrero de 2014, que correspondió a la denominada reforma electoral del sexenio pasado de la administración pública federal, tendrá el cambio de gobierno federal el próximo 30 de septiembre de 2024 y no, como era desde hace muchos sexenios, el 1 de diciembre.
Hay que recordar que esa reforma constitucional se llevó a cabo por la presión que se suscitó debido a la campaña electoral del entonces presidente Enrique Peña Nieto, producto de lo que se presentó en la feria del libro de Guadalajara y su respuesta bochornosa de los libros leídos, su vista en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, y el movimiento denominado “Yo soy 132”. A causa de estos y otros sucesos, era inminente la necesidad de esa reforma electoral. Sin embargo, debido a los tiempos en esa reforma es que resultaba necesario recortar el plazo del gobierno de la administración pública federal de este sexenio. Por ello es que el cambio de gobierno se ha recortado y no será para el 1 de diciembre de 2024, sino prácticamente dos meses previos, en los cuales se realizará la toma de posesión del titular de la siguiente administración pública federal.
En estos momentos de 2021 se está, por un lado, festejando los tres años de este gobierno, y por otro, se están descontando los días en el calendario para que sea más rápido el cambio de gobierno. Muchos entienden que eso de la revocación del mandato es más que nada ratificación del mandato para mantener vigente lo que no se ha podido cristalizar en los primeros tres años. Y es que millones estábamos esperanzados en que efectivamente, se diera un cambio, una transformación. Pero si ésta no se dio en los primeros tres años, ya no sucederá en los próximos que faltan por terminar este sexenio de la esperanza y del discurso. Y es que eso pasó, pareciera que todo el gozo se fue en el discurso. Desde el principio se avizoraba que sería de mucho desgaste que todos los días se llevaran a cabo conferencias presidenciales, eso no lo hace ningún gobierno, ni de los países más desarrollados. Esas conferencias ahora están acabando en ocurrencias o en clases de preparatoria mal dadas, aprovechando las presentaciones y pantallas electrónicas.
El año cuarto siempre ha sido el que más acciones del gobierno, desde el punto de vista recaudatorio, se llevan a cabo. Y de paso más arbitrariedades. Por ende, este inminente 2022, debe ser de mucho cuidado para los ciudadanos. Por lo pronto, la reforma a las facultades de las autoridades fiscales, que se encuentran en el Código Fiscal de la Federación, es la prueba al respecto, más de cien artículos reformados y más de 200 reformas. Por su parte, todavía ni se cumplían los tres años de gobierno y ya se está hablando del cambio de gobierno federal, y esta prisa se observa desde el propio Palacio Nacional, como que pareciera que esta ocasión, en la administración pública federal, siguiendo esa reforma constitucional de 2014, no es propiamente de seis años de gobierno.
En parte esto de la sucesión tan temprana pudiera ser para desviar la atención del fracaso de esta transformación, que no hubo, que tampoco los problemas tan latentes no se pudieron resolver, y ya se ve muy lejano que se pueda hacer algo al respecto, salvo que sucedan cosas verdaderamente extraordinarias.
El caso de la inseguridad pública, de la falta de certeza de las acciones de gobierno, el problema económico que se ha agudizado en los últimos meses: la inflación, la violencia desatada, el problema de la COVID-19, el estancamiento económico, la ausencia de resolución de todo ello abre la oportunidad de hablar de otra cosa y tan temprano de la sucesión.
Lo cierto es que, para la izquierda, no hubo cambios que representaran esas políticas públicas propias de izquierda, para la derecha, es una descomposición más de la Constitución y del propio sistema jurídico, bajo un simple “gatopardismo”. Es decir, cambiar todo para que se quede todo igual, corrupción, obscurantismo en las operaciones propias del gobierno, compadrazgo en los cargos públicos. Y se ha agudizado más con la improvisación, es decir, personas nada preparadas para sus cargos están desempeñando esas funciones de las que desconocen absolutamente todo, son muestras de que se ha quedado en simples deseos esa transformación requerida y anhelada por todos, desde las clases más humildes hasta las más altas. Pero lo que sí fue una diferencia en este gobierno que está en decadencia, es su capacidad de división, en esto sí se aprendió la lección de: “divide y vencerás”, en tanto, es cada día más próximo para propios y extraños el 30 de septiembre de 2024.