Un pletórico Mario Marín muestra una revista de temporada. Corre el año 1999. Es presidente municipal, arranca su trienio y entonces no sabe que será gobernador de Puebla pero tampoco que su historia (de corrupción y abuso) acabará como escándalo nacional e internacional; él como apestado, impresentable y prófugo
de la justicia. El “góber precioso” le dicen, propios y… extraños.