Dr. Anselmo Salvador Chávez Capó / Profesor Investigador de la UPAEP
Una de las consecuencias que se ven en el entorno de los negocios al incremento de la tasa de referencia es el aumento del costo del dinero en los compromisos contraídos dentro del Sistema Financiero Mexicano, debido a que la mayoría de estos se encuentran ligados de una manera directa a las tasas que cobran, siendo uno de los principales instrumentos disponibles y uno de los medios de pago más populares en el mercado las tarjetas de crédito, las cuales presentan las siguientes características:
• Las instituciones financieras otorgan tarjetas de crédito a las personas que cumplen con los requisitos para adquirirlas.
• El emisor asigna a cada cliente una línea de crédito dependiendo, entre otros elementos, de su nivel de ingreso y de riesgo.
• Los usuarios de las tarjetas, llamados comúnmente tarjetahabientes, efectúan pagos de bienes y servicios con sus tarjetas sin sobrepasar la línea de crédito asignada.
• El crédito otorgado no tiene garantía y la tarjeta puede ser utilizada para pagar en los comercios que la admitan y para obtener dinero en efectivo a cuenta de la línea de crédito.
• Al final de un plazo de facturación, regularmente de un mes, los tarjetahabientes deben pagar a la institución otorgante, al menos, el pago mínimo exigido para poder seguir usando su línea de crédito. Si el pago de la deuda es parcial y mayor o igual al pago mínimo, se deben pagar intereses sobre la deuda acumulada (clientes no-totaleros); si se cubre la totalidad de la deuda, los tarjetahabientes no pagan intereses por el crédito recibido clientes totaleros).
Históricamente, el índice de morosidad de tarjetas de crédito se ubicó en 6.9% en diciembre de 2020, y su nivel, en esa fecha, fue muy superior al observado en créditos de nómina y automotrices, y ligeramente inferior al de créditos personales.
Desde diciembre de 2018 y hasta marzo de 2019, la morosidad de tarjetas de crédito se encontraba en valores cercanos al 5%, pero en abril y mayo de 2020 registró un repunte que lo llevó a 5.8%; en los meses siguientes disminuyó hasta colocarse en 3.9% en septiembre de 2020, y a partir de octubre se incrementó hasta alcanzar el valor de 6.9% en diciembre de 2020.
Se debe considerar que las tasas de interés en los créditos de la banca muestran una tendencia al alza en los últimos meses, principalmente en la cartera al consumo, que en diciembre pasado se ubicaron en 29.2%, su mayor nivel en 19 meses. El encarecimiento del crédito va a tono con el inicio del ciclo restrictivo por parte del Banco de México, desde junio del año pasado, que obliga a la banca a elevar sus tasas, lo que, aunado a las presiones inflacionarias, tendría un efecto negativo sobre el consumo, advirtieron analistas.
De acuerdo con lo anterior, es posible comprobar que el inicio del ciclo restrictivo por parte de Banxico obliga a que los bancos también suban tasas, lo que impacta principalmente en el segmento de consumo, con lo cual la combinación de altas tasas de interés, junto con el proceso inflacionario, darán como resultado menor capacidad adquisitiva.
Aunado a lo anterior, el poco crecimiento económico esperado resultará en una baja en la capacidad de pago de la población, con lo cual este incremento en las tasas de interés será el resultado de una mezcla entre el incremento de la tasa de referencia y el riesgo asociado por falta de capacidad de pago por parte de los clientes, por lo tanto se esperan tiempos difíciles para la población por altos precios, altos costos del dinero y restricción económica.
La recomendación que se puede hacer es ser conservador con el consumo y los compromisos a contraer, así como procurar el ahorro.