No se entiende el destino económico de Puebla sin el de la industria automotriz. Desde 1964, cuando aquí se estableció, se ha dicho que cuando a la VW le da gripe, a Puebla, pulmonía. Y es cierto.
Sus mejores tiempos fueron, quizá, en aquellos años que atrapan la foto: los 80. La línea totalmente feliz y afortunada.
Nada que ver con los tiempos que corren. Incertidumbre por un maldito virus que ha obligado a miles de familias a aguantar la respiración hasta que haya condiciones de estampar, moldear carrocerías, pintar y ser la segunda mejor planta de la firma en el mundo.