Adolfo Flores Fragoso / [email protected]
Clarita es una madre soltera con dos hijos para quienes vive y mantiene.
Trabaja como “checadora” de tiempo del transporte público.
Los “checadores” y “checadoras” son responsables de regular los tiempos para agilizar el arribo de combis y microbuses cada cuatro, o seis minutos o doce minutos en ciertas esquinas. O más. O menos.
¡Lleva cinco la 20!”, o, “¡Vas quemado (retrasado)!”, gritan –por ejemplo– cada vez que pasa una unidad.
Al margen del muy malo o medio bueno que sea el servicio, los “checadores” son los responsables de una mejor movilidad del transporte público de la Puebla, tema que estudié a fondo con mis amigos Ernesto Cholula, Eduardo Espinoza y Pepe Camacho.
Un asunto poco conocido (folklórico, a la vez) por los poblanos.
Clarita vive de eso.
Trabajó en la Diagonal como “checadora”, pero el RUTA morenovallista le quitó la chamba, hasta perder casi 200 pesos diarios en total cada día.
Apenas mil 400 pesos semanales para sobrevivir, si bien le va. Ni para una buena pasta diaria para sus hijos, o unos tenis.
Cuando cerró esa vía el mandatario poblano hoy occiso, no pensó todo lo que afectó para instaurar su mundo “de caramelo” en Puebla: diez talacheros y 20 “checadores” sin trabajo, de aquellas rutas que transitaban por la Diagonal.
Afectó a diez memeleras, cinco tamaleras, cinco vendedores de gelatinas y cinco torteros de esa avenida, que alimentaban a choferes y pasajeros.
A los vendedores de aguas, dulces, paletas Payaso, tortitas de Santa Clara, juguetitos “corrientes” de plástico y refrescos en botellitas de plástico, que subían a los camiones.
A los cantantes y malos payasitos que entonan malas canciones y peores chistes.
Somos poblanos insensibles.
Absurdos.
Indiferentes.
Tan ignorantes de nuestro entorno.
Tontos.
Muy tontos (Facebook ya me prohibió utilizar la otra palabra más exacta y justa).
El comentario parte de la necesidad de mantener a los “checadores”.
¿Por qué?
Porque no tienen nada que ver con los extorsionadores de choferes a quienes persigue –con justa razón– el gobernador Barbosa.
Los llamados “chismosos” (checadores) regulan para el bien del transporte en muchas calles de Puebla.
Los extorsionadores son otros.
Tal vez estén en la 10 Poniente y 15 Norte (con El Muletas), o la de la 10 Oriente y 2 Norte, o las de la 5 de Mayo, o de la 22.
O en la 34 Poniente y bulevar, donde mataron a un chamaco que defendió a una mujer embarazada en un asalto en un ruta 27-A. Mi muy querido operador radiofónico, por cierto.
Hay que investigar antes de decidir.
Hay que investigar e informarse, gobernador.
No todos son extorsionadores.
Mi propuesta es que Clarita, la checadora, lleve diariamente comida a sus hijos.
Eso es todo.
Para que Clarita diariamente prepare un plato de frijoles, y lleve a su casa medio kilo de huevos.