Soliloquio
Felipe Flores Núñez
No pudo ser mejor el fin de semana que concluye para el mandatario estatal Miguel Barbosa Huerta.
Son varios los motivos.
Por un lado, dos temas de alcance nacional que habían sido de su preocupación se resolvieron finalmente con saldo favorable.
Uno fue la aprobación en el Senado de la reforma que formalizará la adscripción de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional, asunto por el que pugnó repetidamente bajo la consideración de que en materia de seguridad pública no puede haber regateo alguno, además de asumir que en los hechos así venía funcionando desde hace mucho tiempo.
Como era previsible, más allá de las consideraciones legales por una presunta inconstitucionalidad, este asunto transitó poderosamente por la vía política y fue, además, ocasión para exhibir el lado sucio de algunos personajes, entre los que figura desde luego el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, el nuevo Judas de la política nacional.
Por ello ese trance le dio también oportunidad a Barbosa Huerta de referirse a la fragilidad de las alianzas en política, en particular a la que conforman –todavía– PRI, PAN y el casi extinto PRD.
En este sentido, el Ejecutivo refirió que son naturales las alianzas de los partidos políticos que comparten visiones de gobierno y convicciones ideológicas, pero aquellas que sólo buscan el poder son sencillamente “impresentables”.
Y hasta conminó al PRI poblano para que reflexione su colusión con el PAN, cuyo objetivo es que los miembros de El Yunque recuperen sus privilegios en el poder.
El otro tema que le acomodó al gobernador fue la determinación de la Suprema Corte de Justicia de retirar el proyecto con el que pretendía anular la prisión preventiva oficiosa.
Ya en su momento había calificado este asunto de gran preocupación para el Estado, por su amplia repercusión social y por el riesgo que implicaba el hecho que los delincuentes siguieran delinquiendo en libertad.
Superadas ambas cuestiones, apenas este viernes llegó otra buena, muy buena noticia para Puebla.
Habrá que esperar desde luego a que se confirme por la vía parlamentaria, pero es posible adelantar que para el año próximo, la entidad poblana dispondrá del mayor presupuesto en su historia.
El anuncio lo hizo la secretaria de Planeación y Finanzas, Teresa Castro Corro, quien reveló que en 2023 se dispondrá de una cantidad que supera los 120 mil millones de pesos, de los cuales 111 mil 646 provienen de la Federación y el resto de la recaudación local.
Tal estimación está calculada de acuerdo al proyecto del Presupuesto de Egresos del Federación para 2023, que el Ejecutivo remitió este fin de semana a la Cámara de Diputados, instancia que deberá resolver antes del próximo 15 de noviembre.
Según la propuesta, por concepto de Participaciones la entidad dispondrá de 53 mil millones de pesos, un incremento de 18.9 por ciento en comparación a lo recibido este año y que significa un monto de 8 mil 477 millones de pesos, gracias al buen recaudamiento que logró la entidad.
En lo que se refiere al llamado Ramo 33, que son las aportaciones federales, Puebla recibirá 45 mil 292 millones de pesos, lo que representa 5 mil 666 millones de pesos más, esto es, un incremento de 14.3 por ciento comparado a este año, recursos que habrán de destinarse para pagos de nómina del sector educativo, servicios de salud e infraestructura social.
En cuanto al rubro de Subsidios, destinado a educación universitaria, superior y media superior, así como a temas relacionados al servicio de agua potable y saneamiento, a Puebla le tocarían 6 mil 799 millones de pesos, cifra que supera en 11.1 por ciento a la actual.
Hay además asignaciones de diversos fondos por un monto superior a los 6 mil millones de pesos, que significan un aumento de 3.8 por ciento.
En suma, el proyecto que será aprobado en la Cámara de Diputados prevé asignar a Puebla 111 mil 646.4 millones de pesos, que equivalen a poco más de 15 mil millones de pesos adicionales a los recibidos en 2022, es decir, un incremento de 15.5 por ciento.
A todo ello se debe agregar que el gobierno estatal está calculando recaudar por impuestos, derechos y aprovechamientos una cantidad que oscila en los 9 mil millones de pesos, para hacer un total global de 120 mil millones, por los 104 mil que tuvo este año.
La buena noticia es que esas cifras se traducirán en la consumación de acciones que ha impulsado el gobierno estatal en medio de enormes dificultades por una crisis económica generalizada, agravada notablemente por la pandemia de COVID-19.
Ciertamente el gobierno federal no ha hecho en Puebla ninguna obra significativa y es evidente que las prioridades de inversión de la 4T seguirán centradas, de acuerdo al paquete económico de 2023, en la conclusión del Tren Maya y en el proyecto de la refinería de Dos Bocas, así como en ampliar los beneficios de los programas de Bienestar.
No obstante, el aumento de recursos para Puebla es significativo en cuanto a que permite, mediante un manejo presupuestal muy eficiente, consolidar proyectos locales en los principales rubros de la agenda local: educación, salud, campo, infraestructura y seguridad pública.
Aun a contracorriente de políticas públicas federales, por ejemplo, el gobierno estatal podrá financiar por su cuenta el programa Escuela Completa, cuyo impacto social es inobjetable o, en su caso, seguir fortaleciendo al sistema de salud –de los mejores del país– al margen de la improvisada y centralizadora estrategia del IMSS-Bienestar.
Sin endeudamientos y sin las obras fastuosas del pasado reciente, las políticas públicas con sentido social seguirán siendo el sello del gobierno barbosista para 2023, justo en la víspera del año electoral.
Y ese es el mejor motivo para un buen fin de semana, que se rubricó además con un acto artístico memorable, por la exitosa presentación en Puebla de Ramón Vargas, Javier Camarena y Fernando de la Mora, los tres mejores tenores del país.
Mejor, imposible.