Mario Galeana
Carlos Alberto Limón Cortés tenía puestos los pies en un tiempo y el espíritu en otro. Especulaba sobre el futuro, imaginaba ucronías y, a pesar de todo, siempre decía que prefería ésta, su propia realidad analógica.
Nació en Puebla, vivió su niñez en el extinto Distrito Federal, llegó a pasar un tiempo en Tamaulipas y regresó a su ciudad natal para estudiar Lingüística y Literatura Hispánica en la BUAP.
Andaba en sus veintes cuando formó parte de La langosta se ha posado, fanzine pionera de la ficción especulativa en México que se distribuía en viejos disquetes.
Había nacido el 15 de mayo de 1972.
La Langosta tomaba el título de un elemento en la obra de Philip K. Dick, que quizá sea escritor al que Carlos Limón más admiraba. Había algo de Philip en él mismo: bebía whisky, vestía con camisa de leñador y jeans, a veces se dejaba crecer la barba con desparpajo y tenía un aire de extravío, como si tuviera puesta la atención en su mundo interior.
En el año 2000 alcanzó una meta que no se propuso: ganó el Premio Nacional de Cuento Fantástico y Ciencia Ficción, con un relato llamado “Cor Digital Christi”.
Tres años después, recibió una beca para realizar el libro Milenio Perpetuo. En toda su vida no dejó de escribir cuentos, ni de leerlos con voracidad, y llegó incluso a ser bibliotecario de una univerisad.
Puso los pies en los medios de comunicación a finales de los años 90, en la sección de Cultura de El Universal Puebla.
Empezó a colaborar publicando artículos en los que vertió reflexiones, análisis, relatos.
Compartió el espacio en las páginas especializadas con los artistas gráficos Olga Rusínova, Ranyán, Spencer, Ragás, entre otros grabadores, ilustradores y dibujantes.
Alternó textos con el ficcionero José Luis Zárate y los escritores y hoy académicos Alejandro Chávez Palma y José Sánchez Carbó.
En los medios de comunicación permaneció casi dos décadas más e hizo el camino usual entre periodistas: reporteó, hizo crónicas, redactó columnas, fue editor.
De El Universal Puebla pasó a Intolerancia y de Intolerancia pasó a 24 Horas Puebla.
Fue un padre amoroso para su hija Berenice y un buen acompañante para María durante el tiempo en que estuvieron juntos.
Ha vuelto a las estrellas.