Las mujeres que primero llegaron a puestos de mando fueron quienes coordinaron esfuerzos de equipos femeniles y, aún así, lucharon para profesionalizarse.
Así lo atestigua la hoy jefa de enfermeras del Hospital de la Cruz Roja de Puebla.
Blanca Flores Romero comparte su experiencia de trabajo de 34 años, en los que, cada día, ha aplicado una norma para ella y para su gente a cargo: aprender; comprender completamente algo nuevo, desafiar la mente para explicarse lo complejo porque trabajan con vidas humanas, ciencia y cuidados para quienes están expuestos a morir.
Así lo cuenta la profesionista a Crónica Puebla.
Cuando cumplió 14 años, la jefa Flores Romero tuvo frente a sí la disyuntiva de todas las mujeres que en su generación –ahora atraviesa los 53– tenían la oportunidad y el apoyo para estudiar: ¿cuál de los tres únicos a que podía aspirar? ¿Educadora, secretaria o enfermera?
Y también su familia le planteó la opción de encontrar una buena pareja y hacer una familia.
Eligió ambas.
A la carrera técnica de enfermería no llegó con pasión. El día uno, nada. Pero al estudiar la importancia del servicio y practicar la dedicación profesional al cuidado de los enfermos sintió que fue hecha justo para contribuir a que las personas enfermas recobraran la salud.
Quiso crecer, hacer las cosas de manera diferente y se concentró en la formación para atender pacientes con nuevas enfermedades, actualizarse en técnicas y estudiar la maestría en gestión de instituciones de salud.
“Después de ser enfermera general, estudié un post-técnico en enfermería, diplomados en gestión de hospitales, calidad de hospitales, desarrollo humano”.
Y comenzó a tener personas a su cargo, hombres y mujeres que de ella aprendieron también el cuidado de la salud emocional de pacientes.
Un reto fueron el embarazo y la maternidad. Distintas voces le dijeron que lo mejor era dejar de trabajar, pues iba a tener gemelos, y no podría con ambas responsabilidades.
Demostró lo contrario.
“Mi opción nunca fue dejar de trabajar, yo siempre le comenté a mi esposo que yo quería seguir trabajando y superándome profesionalmente, y él jamás me cortó las alas, por el contrario me incentivó y jamás lo sentí difícil, siempre buscamos opciones para compaginarlos”, mencionó.
FORMAR NUEVOS CUIDADORES
Adiestrar a las nuevas generaciones de personal de enfermería es parte de su responsabilidad hoy, y se empeña para marcar una diferencia en la vida de los pacientes.
“A mi edad yo ya voy más de salida y veo gente ingresando a laborar. Le apuesto mucho a la capacitación para crecer, desarrollarse y dar la mejor atención al paciente, que es la base de nuestra profesión”.
Impulsar a mujeres y hombres de enfermería, ayudarlos a crecer y motivarlos a la formación es su objetivo cotidiano: ciencia, academia y trato humano.
Piensas que, al cumplir 40 años de trabajo, se retirará. Mientras, resiliencia, empeño, pasión y acción.