Vocación a prueba de virus, así es como el personal médico acude a diario al auxilio de aquellos que los necesitan hoy más que nunca, saben que es un deber, pero también por sentido humano, porque aunque muchos se alejan de sus familias para enfrentar la batalla, saben que es frente al coronavirus donde deben estar.
Puebla está colocada entre los 10 estados con más casos positivos de coronavirus, al reportar, hasta el pasado viernes, 283 decesos y mil 287 contagios.
El 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud declaró pandemia por este virus, por la rapidez como se extendía por el mundo desde China. Hoy día formar parte del personal médico en tiempos del COVID-19 no es sencillo.
En Puebla han abandonado a su familia, se han enfrentado a la falta de insumos, ignorancia, agresiones de la gente y a un virus poco conocido, poniendo a prueba su vocación y su propia salud al atender a enfermos por este mal.
Enfrentar un virus desconocido pero muy letal, aseguran que sólo tienen el amor a su profesión, la bondad y el humanismo para atender a quienes se muestran incrédulos, dijeron dos médicos y enfermeros consultados por Crónica Puebla.
Más que valentía para atender a personas portadoras, los entrevistados señalaron que se trata de sentido humano para atender a la gente que en ocasiones los violenta o los discrimina.
LEJOS DE LA FAMILIA
El directivo de reconocido hospital, que prefirió el anonimato, en donde se detectaron los primeros casos de COVID-19 en Puebla, reveló que sus médicos han sido víctimas de agresiones, discriminación y a pesar de ello han mostrado amor a su profesión al separarse de sus familiares desde hace casi tres meses por su seguridad.
“Han vivido historias horribles, se la pasan todo el día trabajando. Salen muy cansados y muy tarde, y si los ve la gente les hace cosas. Sólo quiero la paz de los médicos, ellos están haciendo su trabajo”, agregó.
El galeno recordó que en abril pasado uno de sus doctores salió a comprar al Costco, en el bulevar del Niño Poblano, y fue agredido por personas que estaban comprando que lo tildaron de “insensato”.
“Les dejan notas con agresiones en sus autos, llegando a su casa los vecinos les han pedido que se cambien a un hotel para no exponerlos, pero los hoteles están cerrados. Lo que más pudieron hacer todos los médicos de este hospital, es mandar a sus familiares con algún pariente y están viviendo solos desde hace tres meses”, apuntó. Pidió respeto para el personal médico y aseguró que al salir de sus jornadas de trabajo se bañan, cambian e incluso tratan de no usar el transporte público.
“INCRÉDULOS LLEGARÁN A NUESTRAS MANOS”
Para Carlos Carreón, médico de un hospital en Teziutlán, durante esta emergencia se reconoce la verdadera vocación de los profesionales de la salud y aseguró que el juramento hipocrático no los hace inmunes al virus. Más que un don o valentía, consideró que requieren de bondad y humanismo, para ejercer su profesión.
“La única manera para enfrentar a la gente incrédula es haciendo nuestro trabajo dado que la pandemia o cualquier otra enfermedad los pondrá en nuestras manos”, agregó.
Lamentó que por ignorancia se enfrenten a gente que los ataca y los violenta, y ante eso sólo pueden seguir haciendo su trabajo y fomentar la buena higiene para evitar más contagios. Consideró que es necesario entender y comprender los mecanismos de acción que tiene este nuevo virus, así como su forma de propagación y con base en “prueba y error” ir encontrando los protocolos de tratamiento y disminución de la frecuencia del COVID-19.
“Los médicos no son superhéroes, ni dioses, son personas que se cansan, se enferman y tienen familia. Lo mejor que podemos hacer como sociedad es ser más humanos y hacer cada uno lo que le corresponde”, declaró.
ARRIESGAN LA VIDA
El médico Carlos Sánchez consideró que quienes laboran en el área de salud están expuestos dentro de los hospitales por el coronavirus y fuera de los mismos por las agresiones de la gente. Él vivió de cerca el dolor de su esposa Yarentzi, enfermera del hospital San José del IMSS, quien fue agredida el 28 de abril por tres sujetos que terminaron robando su celular.
Comentó que le apuntaron a la cabeza con una pistola y le dijeron que “la iban a matar porque estaba conminando a todo el mundo”. Responsabilizó al Estado por no blindar los hospitales ante posibles ataques de la gente.