Soliloquio
Felipe Flores Núñez
Ambas son mujeres, dueñas de un singular historial.
Una es engallada, frontal, hábil, inteligente y con enorme carisma.
Más prudente, la otra es política de cuerpo entero; muy capaz, tiene experiencia y amplia visión de Estado.
La primera es, válgase el término, “panista de izquierda”.
La segunda, de por vida, ha sido una leal priista.
Una trae consigo una súbita inercia de popularidad.
La otra, un bagaje de mucho peso.
Ellas son Xóchitl Gálvez y Beatriz Paredes.
Todo indica que una de las dos podría ser la candidata del Frente Amplio por México, el bloque opositor que pretende derrocar al movimiento de la 4T.
También lo más probable es que una de ellas se enfrentará en el proceso electoral de 2024 a otra mujer, Claudia Sheinbaum, la aspirante morenista más promovida –bien o mal– y la mejor ubicada.
Ya sea Xóchitl o Beatriz frente a Claudia, en cualquier escenario la disputa luce apetecible.
El transitar de las y los aspirantes de uno y otro lado no ha sido sencillo.
Junto con Santiago Creel, también del PAN, las dos mujeres de la oposición resultaron finalistas tras dos etapas selectivas del proceso interno que incluyeron la acreditación de más de 150 mil firmas de apoyo, foros públicos y un sondeo de opinión.
En esa ruta, Xóchitl Gálvez obtuvo los mejores resultados. Fue la que más firmas recaudó, con más de 554 mil, la mayoría provenientes de ciudadanos, y luego en la consulta pública resultó la mejor valorada, con 38.3% de las preferencias.
Le sigue en ambos casos Beatriz Paredes, que tuvo unas 451 mil firmas y en el sondeo captó 26% de las simpatías.
Atrás, con un rezago que parece irreversible, el panista Santiago Creel acumuló casi 359 mil firmas y en el sondeo llegó a 20%. Su rezago desalienta a muchos, pero son más los que lo celebran.
El priista Enrique De la Madrid quedó fuera de la contienda, como ya había ocurrido con antelación en los casos del senador Miguel Ángel Mancera y del exgobernador de Michoacán Silvano Aureoles, ambos del PRD.
El hijo del expresidente de México Miguel De la Madrid tuvo una salida digna y felicitó a sus contrincantes que se mantienen en la disputa por la candidatura presidencial y quienes desde el pasado jueves comenzaron el ciclo de cinco foros temáticos.
El primero fue en Durango, titulado “Vivir en México y ejercer derechos”, en el que los tres participantes finalistas expusieron sus ideas sobre temas torales: Seguridad, justicia y combate a la corrupción y la impunidad.
Ayer se celebró en Monterrey el segundo de estos eventos y los demás tendrán como sede las ciudades de León (22 de agosto), Guadalajara (24) y Mérida (26).
Luego habrá una encuesta en la que sólo participarán los ciudadanos que firmaron en apoyo de alguno de los aspirantes y de ahí se decidirá en septiembre próximo la candidatura opositora.
Con algunos tropiezos, el proceso del frente opositor ha caminado con certeza, pero al estrecharse las opciones, las inquietudes se agudizan.
En círculos panistas ven con preocupación que Santiago Creel, quien era su carta principal, pudiera quedar muy debajo en las preferencias de la etapa final.
Para ellos eso significa un alto riesgo, pues si bien Xóchitl Gálvez está etiquetada como panista y ahora lidera la contienda, no se le considera afín a sus principios ideológicos y quizá tampoco a sus proyectos.
Advierten también sobre la posibilidad de que Beatriz Paredes pudiera ser la ganadora, como resultado de la capacidad de movilización de su partido. Este escenario tampoco conviene a los panistas. Lo vislumbran complicado y hasta peligroso.
En esa tesitura, el PRI se vería fortalecido, en tanto que el PAN podría perder el control y liderazgo que tenía al interior de la coalición. Al pasar el timón a otras manos, la selección de candidatos para otras posiciones sería muy distinta.
Así las cosas, todo pinta para una definición entre Xóchitl Gálvez, a quien se percibe también como una propuesta ciudadana, y Beatriz Paredes, más política e experimentada.
Del lado oficialista hubo quiebres durante la semana, tras la denuncia de Marcelo Ebrard por irregularidades y hasta posibles delitos electorales durante el largo y tedioso proceso interno.
Hizo público lo que todos sabíamos: persiste un descarado favoritismo para privilegiar la candidatura de Claudia Sheinbaum.
Muy grave su acusación por el presunto uso de recursos públicos –federales y estatales y del gobierno de la Ciudad de México–, y de involucramiento por parte de brigadistas de la Secretaría del Bienestar.
Ebrard cimbró la estructura morenista, que presumía de unidad, pero aun así advirtió que no abandonará el barco y mucho menos se irá a otro partido, como llegó a especularse este fin de semana. En cambio, pudo negociar ajustes en la definición de las encuestadoras que medirán las preferencias en la etapa final, que dice resultará ganador si se aplican con legalidad y transparencia.
No obstante, diputados de Morena afines a Ebrard han amagado que denunciarán ante la autoridad electoral todas las irregularidades cometidas por Claudia Sheinbaum.
Hablan de una “elección de Estado” y refieren el indebido uso de programas sociales, de un gasto desmedido en propaganda y de “acarreos monumentales” al viejo estilo priista, para hacerse de la candidatura presidencial, como el del pasado jueves en el municipio poblano de Izúcar de Matamoros, donde acudieron más de 30 mil personas a un mitin de la exjefa del gobierno capitalino.
Lo cierto es que los dardos lanzados por Ebrard –quizá un poco tarde– han llegado hasta Palacio Nacional, donde se aloja el verdadero destinatario.
Ante inconformidades, el presidente Andrés Manuel López Obrador descartó que pueda haber un rompimiento en su movimiento político. “No hay ninguna posibilidad de una ruptura y la unidad persiste”, subrayó al insistir que será el pueblo el que decida la candidatura. Ya se verá.
Así las cosas, están muy cerca las definiciones en uno y en el otro bando. En ambos hay fisuras, amenaza de rompimientos, muchas historias por contar, pero ya en la recta final, todo indica que tanto del frente opositor como del bloque oficialista la decisión habrá de recaer a favor de mujeres.
Xóchitl o Beatriz ante Claudia, y como desenlace, una mujer nos gobernará.