Palabra de mujer
Rocío García Olmedo / @rgolmedo [email protected] [email protected]
No cabe duda que la participación paritaria de mujeres les conflictúa enormemente a los hombres que se desempeñan en política al interior de los partidos.
Seguimos la sesión del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) que discutiría el acuerdo sobre la postulación del número de mujeres para las nueve gubernaturas a elegirse el próximo año.
La propuesta: postular en cinco a mujeres y en cuatro a hombres en las entidades federativas que cada partido determinara.
Argumentos jurídicos para justificarlo, muchos fueron expresados; sin embargo, hubo intervenciones de las personas que actúan como representantes de los partidos políticos y hasta de un consejero, que me remontaron a lecturas que han dado cuenta de los posicionamientos de rechazo –en aquella época– al voto femenino, expresados durante los primeros gobiernos constitucionales en México.
O cuando se propuso el voto activo y pasivo municipal (1947), o el sufragio universal años después (1953).
O cuando en México el debate empezó a no sólo girar en torno al acceso de las mujeres a las urnas, sino a su participación como candidatas competitivas, con posibilidades reales de ocupar cualquier cargo de elección popular tanto en el Poder Legislativo como en el Ejecutivo (1975).
Parecieran los mismos argumentos, pero expresados por voces que se dicen progresistas. Prejuicios, descalificaciones, negativas, sólo faltaba escuchar, que sería permitido “…si compaginan con los roles propios de las mujeres…” (Cano, 2018).s.
Cuando las mujeres conquistan por fin el voto universal activo, automáticamente crece el voto electoral (voto activo); no fue así al postular a mujeres a ser electas (voto pasivo), ni siquiera en las mismas proporciones; más bien fueron muy reducidas las postulaciones, hasta que “a punta de sentencias” se fue alcanzando una inclusión mayor.
A los partidos políticos por supuesto que les interesa el voto de las mujeres, pero han demostrado que no les interesa postular a mujeres y hacen todo lo posible por evitarlo. Incluso en alguna época en Puebla un partido político prefirió pagar la multa a la que se hizo acreedor.
Además, construyen argumentos para evadir su responsabilidad. Primero las mujeres siempre eran suplentes y en las listas ocupaban los últimos lugares. Luego impulsamos acciones afirmativas –cuotas– para que las postulaciones consideraran porcentajes para mujeres: 70/30 de inicio, después 60/40. El porcentaje menor era, por supuesto, para mujeres.
Pero para evadir esto, los partidos argumentaban que sus estatutos exceptuaban las coaliciones y candidaturas en común y de esa manera no postulaban mujeres.
Después, las postulaban como propietarias con suplentes hombres, pero al triunfar tenían que solicitar licencia para atender “asuntos personales” y su lugar era ocupado por hombres –Las Juanitas– y a punta de sentencias de las autoridades electorales, que incluyeron la obligatoriedad de la alternancia –uno-una– en las listas, se ha obligado a los partidos políticos a incluir a mujeres.
Llegamos a 2014. La Constitución General de la República y en el caso de Puebla la Constitución estatal, incluyen el principio de paridad. Posteriormente fue incluida la #ParidadEnTodo (2019) y seguimos viendo que las interpretaciones de los partidos políticos continúan “a modo.”
Derivado de su negativa a cumplir el principio de paridad constitucional, desde la elección anterior (2021) el INE tuvo que suscribir un acuerdo para que los partidos postularan a un número de mujeres para gubernaturas.
Hoy, nuevamente se niega paridad en las gubernaturas que se votarán en el 2024, a pesar de que van dos mujeres para la Presidencia de la República.
El colmo: el PT acaba de presentar una petición escrita al INE para solicitar que no se cumpla con la paridad.
De ahí que con deliberada intención los consejeros “se confundieron” y echaron abajo la propuesta de acuerdo, aunque se volverá a discutir en sesión extraordinaria y seguramente será aprobado y después será impugnado por los partidos políticos.
Una vez más hemos confirmado y vuelve a demostrarse la verdadera opinión de los partidos respecto al voto pasivo de las mujeres: quieren que voten las mujeres en elecciones pero no las postulan como lo marca la ley suprema.
El problema que hoy tienen es que las mujeres aquí estamos, aquí seguiremos luchando por nuestros derechos y no vamos a desertar aunque eso pretendan.
Bien se ha dicho: el conservadurismo político acabó por construirse en el discurso político.