Soliloquio
Felipe Flores Núñez
El controvertido tema de la despenalización del aborto en Puebla volvió esta semana a ponerse sobre la mesa de las discusiones, a partir de la decisión de habilitar siete hospitales públicos para que las mujeres y personas gestantes –bajo ciertas condiciones– puedan acceder a ese recurso médico de manera segura y gratuita.
En efecto, mediante un comunicado, el gobierno estatal informó que daría cumplimiento al amparo emitido por el Poder Judicial en materia de autonomía reproductiva “para dar paso a un procedimiento de acceso a aborto seguro”.
En este sentido, aclaró que esa alternativa será posible “únicamente bajo el esquema de amparo, mediante un trabajo institucional que permita a las poblanas acceder a una atención de salud oportuna e integral, con perspectiva de género y derechos humanos, apegado al lineamiento técnico nacional en materia de aborto seguro del IMSS”.
Lo anterior, como resultado precisamente del amparo que promovieron y obtuvieron resolución a su favor las organizaciones sociales Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), el Observatorio Ciudadano de Derechos Sexuales y Reproductivos (Odesyr) y el Centro de Análisis, Formación e Iniciativa Social .
A partir de ahora, las mujeres que decidan interrumpir su embarazo antes de las 12 semanas de gestación podrán gestionar bajo el esquema de amparo una constancia ante los colectivos feministas, las que a su vez, de solicitarse, darán el acompañamiento respectivo.
De este modo, a partir de esta misma semana deberán estarán brindando el servicio de aborto seguro en Puebla capital, el Hospital de la Mujer y el Hospital de Especialidades del ISSSTEP, a cargo del gobierno estatal; las clínicas del ISSSTE ubicadas en Tehuacán, Teziutlán y Huauchinango y por parte del IMSS, el Hospital General de Zona número 20 “La Margarita” y el Hospital General de Zona número 35, ubicado en Cuautlancingo.
Hasta aquí todo luce muy bien. La determinación del gobierno estatal significa sin duda un gran paso adelante, pero el camino parece aún largo para quienes con una visión de mayor alcance han pugnado desde hace tiempo por una despenalización definitiva del aborto en Puebla.
Por lo pronto esta misma semana ya se generaron reacciones, todas previsibles, en especial en el Congreso del Estado, donde desde hace más de cuatro años permanecen literalmente “congeladas” varias iniciativas de ley para legalizar la interrupción del embarazo, como ocurre en varias entidades del país, muy a pesar que desde 2021 la Suprema Corte de Justicia determinó que es inconstitucional penalizar el aborto por violar el derecho de las mujeres y personas gestantes a decidir con libertad.
El panorama ahora es distinto. La decisión de permitir en ciertos casos el aborto seguro abre una rendija. ¿Es el momento propicio para dar el paso siguiente?
Me temo que no.
Esa posibilidad tal vez ni siquiera ocurra el año entrante, que será el último de la actual legislatura, como lo insinuó este martes el Eduardo Castillo López, actual presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso estatal.
Y es que 2024 es un año netamente electoral y por esa razón en el Congreso del Estado se avecina toda una desbandada. Más de la mitad de los legisladores dejarán sus curules para buscar su reelección, lo que implica que entrarán al relevo sus respectivos suplentes. ¿Asumirán ellos la responsabilidad? ¿Lo harían a nombre propio? ¿De su titular? ¿De su partido?
El mismo Eduardo Castillo ha dicho que los actuales diputados locales “no están presionados” con el tema de la despenalización y reconoció que un eventual análisis el año entrante corresponderá a los diputados suplentes, a quienes calificó a distancia como “personas inteligentes y capaces”, como si los actuales no lo fueran.
“El próximo año tendremos que legislarlo, ya que si se vota a favor o en contra, ya que si sale o no, no será tema de nosotros”, eludió.
Así de fácil.
Queda claro que el tema no está en la agenda de los actuales legisladores. Su mayor preocupación ahora, para la mayoría, es lograr su reelección.
Ojalá supiéramos al menos cuál es la postura de cada uno de los 41 diputados.
Todas son desde luego muy respetables, pero el “a favor” o “en contra” ayudaría a tener un panorama más claro.
Y hasta podría ser útil cuando pidan el voto para su tan ambicionada reelección.