Notas para una defensa de emergencia
Estos son sucesos de los que cada día nos hemos olvidado debido a que estamos sumergidos en el ritmo acelerado del consumo, pero que cambiaron radicalmente la vida en México, exactamente como hoy la conocemos.
En este 2024 se cumplen 30 años de varios sucesos históricos en nuestra nación; muchos estamos convencidos de que nació otro México a partir de 1994.
Con todo lo que sucedió en ese lejano año, pareciera que esos hechos abrieron las puertas de lo que hoy estamos viviendo en el día a día y de lo que nos acostumbramos a observar.
Sin embargo, lo que no hemos perdido los ciudadanos de a pie es nuestra enorme vocación a la indiferencia.
Todos esos sucesos cambiaron a las generaciones que en el año de 1994 estaban creciendo, en tiempos de madurez o en sus últimos momentos de la vida.
Modificaron todo el entorno de México, desde el ámbito político, pasando por el económico, el social y, desde luego, el jurídico. Ya no se pudo vivir igual que antes de 1994; por más devaluaciones que hubiera, empezó otra época.
Algunos historiadores y pensadores sostienen que el XX es el siglo corto porque comenzó, según la historia del mundo occidental, con la primera guerra mundial y terminó con la caída del muro de Berlín, en 1989.
Otros sostienen que finalizó unos años más adelante, con la caída de la URSS en 1991. Por estos acontecimientos se le denominó como El siglo corto.
De la misma forma, podríamos decir que México inició un nuevo siglo, es decir el XXI, a partir de 1994, con todo lo sucedido en ese año.
Por ello es que el 2024 resulta muy especial, pues nos permite entender lo que pasa en estos tiempos con base en lo que aconteció en 1994.
Ese año se abre con la entrada en vigencia del tratado de libre comercio, documento que, sin duda, modificó el sistema jurídico mexicano.
Quizá no lo deseamos ver así porque por nuestra formación consideramos que, formalmente, el documento jurídico más importante es la Constitución.
Sin embargo, se crearon necesidades económicas que requirieron modificaciones laborales, comerciales, de seguridad social, fiscales, aduanales y administrativas en general, como en los casos de la propiedad intelectual, el medioambiente, la minería y la energética.
Por otra parte, en el inicio de 1994 el movimiento subversivo en Chiapas también modificó al país, particularmente para los ciudadanos de a pie, acostumbrados a una nación pacífica, o por lo menos eso era lo que nos transmitían los medios de comunicación.
Si bien se sabía de movimientos guerrilleros contra el gobierno, no se había apreciado uno de esa forma y magnitud desde la década de los años 60.
Por ello es que esto sorprendió a todos, pero particularmente al ciudadano de a pie, que entonces empezó a ver otro México, uno en donde había una oposición violenta sobre cómo se estaba gobernando y cómo se tiene a millones olvidados.
Esa parte de la violencia es la que empezó a involucrarse en el día a día de cada ciudadano.
El otro suceso es el homicidio del candidato oficial para la Presidencia de la República; no se podía digerir que se llegara a ese grado en un país pacífico.
En realidad, se trataba de una “calma chicha”, como le decían los antecesores, en que hay cierta tranquilidad, aunque verdaderamente estábamos sentados en un barril de pólvora.
Lo cierto es que a partir de esa fecha la violencia aparece permanentemente en México. Después se dieron los sucesos de 1997, originados también en Chiapas, y de allí a la fecha la violencia no para; es más, forma parte de la historia reciente de esta nación.
Para finalizar 1994 se da el denominado: “error de diciembre”, que provocó una de las crisis económicas más graves que se hayan tenido; la devaluación quebró a miles de empresas mexicanas y acabó con el patrimonio de muchos.
Tanto a los que vivían de un empleo como a aquellos que se consideraban financieros y andaban jugando a invertir sus “centavos” en la Bolsa Mexicana de Valores, la devaluación los agarró completamente de improviso.
Pero lo que provocó uno de los endeudamientos más grandes que ha tenido México fue el fideicomiso denominado Fobaproa, que se creó porque los bancos cobraron a sus deudores intereses sobre intereses, a lo que en el campo del derecho se le denomina como “anatocismo”.
Muchos justiciables acudieron a la Suprema Corte a exigir la declaratoria de inconstitucionalidad de ese cobro excesivo y ésta sostuvo su constitucionalidad.
Ante ello se creó el Fobaproa, para pagar las deudas infladas por la crisis económica que no fueron causadas por los deudores sino por un sistema económico que estaba detenido con alfileres.
Todos estos sucesos que se originaron en 1994 bien que pueden llevar a concluir que es el año inaugural de un México distinto, de un México nuevo, que es el que hoy vivimos y que, a veces, no podemos comprender, porque no queremos regresar a los hechos y, sobretodo, a lo que los originó hace 30 años.