El estadio Cuauhtémoc se vistió de gala esta semana al cumplir 50 años de haberse convertido en sede mundialista para el 70, y también por conmemorar 34 años de que su césped recibió a uno de los mejores jugadores de la historia del futbol: Diego Armando Maradona, en el mundial de 1986.
Fue el 2 de junio de 1970 cuando el primer juego del Grupo 2 de la justa mundialista, entre Uruguay e Israel, se disputó en el coloso de la colonia Maravillas, que había sido inaugurado dos años antes para los Juegos Olímpicos y que, por entonces, contaba con capacidad para 34 mil espectadores, es decir, todavía no tenía la zona conocida como rampas.
Desde que la Angelópolis fue nombrada en 1965 como una de las sedes del Mundial, se inició la construcción del recinto a cargo del arquitecto Pedro Ramírez y que estuvo financiada en gran parte por la cervecera Cuauhtémoc-Moctezuma, por lo que de ahí proviene su nombre.
A pesar que todavía no contaba con un equipo de Primera División, ya que el Puebla jugaría en el máximo circuito meses después, el Cuauhtémoc se convirtió en la casa de los uruguayos durante ese campeonato.
“Han pasado 50 años desde los juegos de 1970 en México y todos estamos emocionados cuando los recordamos (…) Esa Copa Mundial fue increíble en todos los sentidos”, fueron las palabras del arquero Israelí Itzhak Vissoker, publicadas por el portal de la FIFA por los 50 años de ese encuentro.
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Además del debut ante Israel en el que se impusieron por 2 a 0, con goles de Ildo Maneiro y Juan Mujica, los uruguayos repitieron en el inmueble el 6 de junio en un empate sin goles ante Italia, equipo que llegó a la final de este torneo y que contaba con figuras como Gigi Riva y Giacinto Facchetti.
Para el 10 de junio, los charrúas se midieron a la selección de Suecia, con la que cayeron por 1 a 0, aunque lograron su clasificación a la siguiente ronda, cotejo con el que terminó la participación del Cuauhtémoc en el Mundial, a pesar de ser el estadio más nuevo de entre todas las sedes.
Otras figuras que jugaron durante esos tres partidos en suelo poblano fueron Ladislao Mazurkiewicz, considerado el mejor portero en la historia de Uruguay y el más destacado de ese torneo, además de Luis Cubilla, también sudamericano quien años antes había estado en el Barcelona.
Ambos ayudaron a los celestes a lograr el cuarto lugar del certamen al caer por lo mínimo ante la Alemania Federal. Para 1986, el Cuauhtémoc se preparó para recibir su segunda Copa del Mundo, por lo que meses antes le construyeron las rampas oriente y poniente, aumentando su capacidad a casi 43 mil espectadores, aforo que mantuvo hasta 2015, cuando tuvo su última remodelación y subió a 51 mil.
Para este certamen, el inmueble poblano fue sede de cinco partidos, dos del Grupo A, uno de cuartos de final y el duelo por el tercer lugar, destacando la presentación del argentino Diego Maradona.
El estadio Cuauhtémoc se convirtió en ‘dos veces mundialista’ hace 34 años, el 5 de junio de 1986, cuando fue escenario del partido de la segunda fecha del Grupo A entre Italia y Argentina que terminó empatado 1-1, pero que tuvo un golazo de Maradona, quien aprovechó un globito de Jorge Valdano para adelantarse al capitán italiano Gaetano Scirea y vencer con un sutil zurdazo al arquero Giovanni Galli.
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Ese fue el primero de cinco tantos que hizo en la Copa. Corea del Sur e Italia se vieron las caras el 10 de junio en un encuentro de la jornada 3 del mismo sector, en un recinto angelopolitano que, al igual que sus partidos mundialistas anteriores, tuvo una gran entrada.
La escuadra azzurra, que venía de ser campeón del mundo en 1982, se impuso con dificultad a los asiáticos 3 a 2, con doblete del atacante Alessandro Altobelli y un autogol casi finalizando el partido, con lo que aseguró su pase a la siguiente fase.
Maradona y el Cuauhtémoc se reencontraron por tercera vez (jugó un amistoso con Argentina ante México previo al Mundial que terminó sin goles) el 16 de junio, cuando la albiceleste se midió a Uruguay por los octavos de final.
El resultado favoreció a los pamperos por 1 a 0, gracias a la anotación de Pedro Pasculli en una jugada que inició Maradona en el mediocampo y que terminó con una buena definición dentro del área chica por parte del entonces delantero del Lecce de Italia.
Los charrúas tuvieron un amargo regreso a Puebla, ya que se quedaron en el camino a pesar de que en sus filas contaban con Enzo Francescoli, uno de los mejores jugadores de su historia, además de otros destacados como Rubén Paz y Jorge ‘Polilla’ Da Silva.
Si bien así terminó el frenesí por Maradona en la Angelópolis, comenzó la emoción por recibir a la España de Emilio Butragueño, en los cuartos de final ante la Bélgica de Jean-Marie Pfaff, choque que se disputó el 22 de junio.
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Este duelo fue considerado como el mejor de los ocho que ha recibido Puebla en un Mundial, ya que ambas selecciones se brindaron al máximo y cuando parecía que los belgas se llevarían la victoria con un gol al minuto 25 de Jan Ceulemans, los españoles empataron al 85, gracias a Juan Antonio Senor.
El partido se fue igualado hasta la tanda de penales, en la que una falla de Eloy por parte de los ibéricos marcó el destino para que Bélgica se metiera a las semifinales, instancia en la que cayó a manos de la Argentina de Maradona, por lo que el 28 de junio regresó a la capital poblana para disputar el juego por el tercer lugar.
Para este encuentro, Francia arribó a Puebla para enfrentarse a Bélgica, luego de caer en la ronda anterior ante Alemania por 2 a 0. Sin embargo, la decepción se adueñó de los aficionados presentes, ya que la figura francesa Michael Platini ya no participó por decisión del técnico Henri Michel, al considerarlo un “partido sin importancia” por la frustración de haber sido eliminados de la posibilidad de una final.
A pesar de esto, el duelo fue vistoso, con goles, llegadas y dramatismo, pues en tiempo regular franceses y belgas quedaron empatados 2 a 2, pero en los extras, los galos sacaron ventaja y anotaron dos goles más para quedarse con el galardón de consolación.
Los poblanos pueden enorgullecerse de tener un estadio como pocos en el mundo, que ha recibido Juegos Olímpicos y dos Mundiales de futbol, a la par del Azteca, el Jalisco y el de la UNAM, o el Maracaná en Brasil, el Olímpico de Berlín o el de Roma.