Para la karateca Merillela Arreola, 2020 iba a ser el año más importante en su carrera deportiva, ya que pelearía por un boleto a los Juegos Olímpicos, el gran evento con el que siempre ha soñado y al que sólo tendrá una oportunidad de asistir, pero la pandemia de coronavirus la dejó con sus planes truncados, con al menos siete competencias en el extranjero en stop, pero con las ganas y el ímpetu intactos.
Su palmarés la coloca como una de las mejores del país en la modalidad de combate, con cuatro títulos de Panamericanos, además de medallas de oro en el World Combat Games y el Campeonato Mundial de Shito Ryu.
Pero todos esos reconocimientos tomaron otro sentido para ella en 2016, cuando el Comité Olímpico Internacional anunció que por primera vez el karate sería incluido en una justa olímpica, siendo Tokio 2020 la gran meta, aunque será debut y despedida ya que para París 2024 no será tomado en cuenta.
Desde ese momento, su vista no se dirigió hacia otro lado que no fuera convertirse en olímpica y, en ese camino, este año era fundamental ya que se combinarían eventos que le daban la oportunidad de buscar puntaje que la metiera entre las diez primeras del ranking olímpico.
“Los planes para este año eran la participación en el preolímpico programado en la ciudad de París, en mayo, con un campamento previo en Ucrania. Dentro de la preparación estaba la participación en el Campeonato Centroamericano y del Caribe, a celebrarse en El Salvador, y la participación en el Open de Las Vegas.
Por otro lado, después del preolímpico venia el Campeonato Panamericano en Costa Rica. La preparación rumbo a Juegos Olímpicos sería en agosto y el Campeonato Mundial de Karate, que aún no sabemos si se llevará a cabo, ya que está programado para noviembre en Dubái”, declaró.
Para esto, Arreola incluso sacrificó vacaciones de fin del año pasado con tal de no perder ni un momento; sin embargo, toda esa intensidad fue detenida casi de golpe cuando la contingencia sanitaria se hizo mundial y los encuentros deportivos se cancelaron, incluso las Olimpiadas, algo que si bien sigue siendo el gran anhelo, la artemarcialista lo tomó como una buena decisión.
“La decisión de aplazar los Juegos Olímpicos fue muy buena, ya que al estar programada para agosto iba a ser muy complicado, primero porque no se puede entrenar de una manera adecuada y segundo porque en los países latinos para esas fechas esperamos apenas estar regresando a la normalidad. Entonces el aplazamiento nos da la posibilidad de llegar en óptimas condiciones, tanto físicas como psicológicas”, apuntó.
Lejos de lamentarse por lo que le pasó, Merillela ya trabaja por lo que quiere que le pase y en este tiempo de confinamiento se ha dedicado a entrenar desde su casa, trabajando aspectos físicos y alimenticios manteniendo horarios y disciplina como si estuviera preparándose para competir.
“En este tiempo estamos haciendo énfasis en la base física, es decir fortalecer el cuerpo para que esté preparado para el trabajo específico cuando llegue el momento. Por otro lado, en cuestiones de karate también estamos trabajando sobre los básicos, siempre es fundamental volver al origen y pulir la técnica de tal manera que, en conjunto con el trabajo físico, se obtengan mejores resultados”.
“Mi rutina diaria varía dependiendo del tipo de trabajo que me toque, lo más importante es que lo pueda realizar con óptimas condiciones, entonces trato de mantener mis horarios de sueño, dormir temprano y despertar temprano, por lo menos ocho horas diarias, hago dos rutinas de entrenamiento, una de trabajo físico y otra de karate, una al inicio del día y otra por la tarde-noche. También trato de mantener mis hábitos alimenticios en cuanto a horarios y cantidades de comida, para que mi cuerpo rinda de una mejor manera”, indicó.
Sin embargo, no sólo se ha dedicado a entrenar su cuerpo, sino también su mente, por lo que se ha acercado con un psicólogo deportivo para alejarla de trastornos normales por el encierro, además de que ha encontrado nuevas dinámicas para alcanzar una estabilidad emocional como la meditación, sin olvidar a sus seres queridos con quien se mantiene en contacto a la distancia.
“Estoy siendo acompañada por mi psicólogo deportivo, nos enfocamos en trabajar detalles que van saliendo durante el entrenamiento, es como también volver a los básicos, y por otro lado también evitar la ansiedad que me provoca el no gastar la misma cantidad de energía que usualmente estoy acostumbrada, que compenso comiendo dulces, chocolates o galletas”.
“He tenido diversos tipos de dinámicas, a las cuales he sumado la meditación como parte de la rutina diaria, aprender cosas nuevas e implementarlas en mis actividades cotidianas, leer y analizar videos tanto motivacionales como de competencias (propias y de otros). Otra cosa que me ha ayudado mucho es el constante diálogo telefónico con mi familia y amigos, prefiero contactarlos por llamada y de esta manera también evito estar mucho tiempo con las redes sociales”, dijo.
La representante poblana también visualiza los cambios que tendrá el karate una vez la contingencia sanitaria sea superada, ya que al tratarse de un deporte de contacto, tanto los atletas como maestros deberán adaptarse a nuevas medidas de prevención.
“Creo que no sólo con el karate, sino en general vamos a experimentar muchos cambios, estamos muy acostumbrados al contacto físico, estrechar manos, saludar de beso, abrazarnos y son cosas que se irán modificando.
Sin embargo, en el karate el saludo siempre es con una reverencia, cuando se trabaja la técnica, se cuenta con un espacio de aproximadamente un metro de radio entre una persona y otra.
Y creo que a la hora de pelear la distancia se va a ver bien marcada, que usualmente es de un metro entre competidores. Yo creo que las técnicas se realizarán con mayor velocidad, para evitar que el otro te agarre o te alcance.
Por otro lado, creo que los grupos se verán reducidos en espacios cerrados y quizás los maestros tendrán más trabajo al atender menos alumnos en cada horario”, consideró Merillela Arreola.